Virginia Matthews en Londres- En los días en que Mao todavía se tomaba el trabajo de organizar reuniones con los miembros de su gobierno, arreglaba para que sus seguidores se sienten a su lado en enormes y cómodos sillones, mientras que sus oponentes se sentaban lejos, en sillas chiquitas y duras.
La intención era ésta: para cuando llegase el momento de votar, los disidentes ya habrían dejado la sala.
Para los millones de trabajadores que pasan gran parte de su vida transpirando detrás de anotadores vacíos –fue estimado que un gerente de nivel medio pasa el 40 por ciento de su jornada laboral en una reunión- puede parecer que todas las decisiones claves ya se tomaron “arriba”.
Pero inclusive si es así, saber cómo actuar en una reunión puede ser crucial para una carrera: si sabés manejar a tus jefes (y a tus colegas) el ascenso puede ser tuyo más rápido de lo que te imaginás.
Pero con tanto dependiendo de tus habilidades, es normal que a veces te preocupes y te pongas nervioso. Una forma de superarlo es usar el viejo truco de la oratoria e imaginarte a todos los asistentes sentados en el inodoro.
Acordáte de mantener bajo tu tono de voz, nadie escucha a personas con voz de pito inclusive si son David Beckham. Mantené altos tus estándares incluso si se trata sólo de una llamada en conferencia.
Según el profesor Nigel Nicholson, jefe de cátedra de la materia “Conducta Organizacional” en la London Business School, la forma de la reunión es irrelevante. Si estás ahí en persona o sos sólo una voz en off que se transmite del otro lado del globo, ganarte el apoyo del grupo y aniquilar a tus rivales debería salirte tan natural como respirar.
Su primer consejo es que te adaptes a la “cultura de reuniones” en la que estás. Mientras que los “meetings” en EE.UU pueden ser muy apasionados –con insultos y gestos incluidos-, los japoneses mantienen su lenguaje corporal muy controlado y sólo interrumpen para señalar que el tacho de basura entró en combustión espontánea.
En el Reino Unidos, los británicos se enorgullecen de ser fríamente educados. Pero debajo del hielo, invariablemente siembran cizaña y pegan palos. “Las reuniones aquí son muy civilizadas, pero una vez que se decodifican las conductas, resulta obvio que se están llevando a cabo durísimas negociaciones”.
“Si sos británico, ridiculizar a tu oponente puede ser más efectivo que expresar tu ira abiertamente”, dijo Nicholson.
SI podés elegir adónde sentarte en una reunión, buscáte una posición central. No te tientes de sentarte adelante –es para los nerds- y no te sientes atrás, es una posición reservada para los rebeldes.
Pero ser visto trae consigo responsabilidades: controlá tu lenguaje corporal y tu tono de voz. Parecé interesado siempre, inclusive cuando el tema a tocar es el cambio de la máquina de gaseosas.
Las reuniones se inventaron no sólo para que demuestres lo inteligente que sos, sino además, para que destruyas las carreras de tus oponentes: con eso en mente, andá directo a la yugular.
Si tu colega está esperando el mismo ascenso que vos y ayer a la noche salió y está destrozado, llamá la atención sobre su traje arrugado y sus ojeras poniéndolo bajo la lupa: por ejemplo, pidiendo explicaciones sobre un proyecto que sabés que tienen atrasado.
Si podés tomar el control cuando él duda y se pone colorado, mucho mejor. Algo así como “lo que Juan está tratando de decir es que...”.
También pensá en el timing. Los que hacen su contribución demasiado temprano o los que levantan la mano cada vez que alguien hace una pregunta corren el riesgo de parecer nerds, dice el profesor Nicholson, porque parece que le están preguntando a la maestra si ya se pueden empezar a cambiar para la hora de gimnasia.
Olvidáte de los extrovertidos: los modestos, los introvertidos y hasta los socialmente inadecuados pueden ganarle al resto simplemente esperando. Una opinión fuerte al final de una reunión muy larga puede borrar todo el resto de las cosas que se dijeron antes.
Y la próxima vez que seas invitado a una reunión para discutir el presupuesto anual de bombitas, considerá con cuidado la respuesta a las siguientes preguntas: ¿Es esta reunión realmente necesaria?, ¿ Es mi presencia realmente necesaria?...Ok pero ¿mi jefe va a estar ahí?, ¿Mi carrera puede sufrir las consecuencias si no voy?.
No te podés quejar: por lo menos te dan un café y una medialuna por la molestia.
Traducción: Carolina Thibaud