Ser travesti en la Argentina sigue siendo una lucha diaria y constante contra los prejuicios, la discriminación, la falta de entendimiento y el rechazo al mundo laboral a las personas que decidieron tener el género que sienten, no el impuesto.
A pesar de todas las circunstancias desfavorables, en los últimos años comenzaron a aparecer pequeños canales de apertura para que las travestis puedan empezar a salir de la marginación y no estar condenadas a la prostitución.
Como una alternativa a los peligros que representa prostituirse, la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Transexual (ALLIT) inauguró hoy la primera cooperativa de travestis y transexuales. La actividad del emprendimiento será la producción textil, en principio de ropa blanca.
La presidenta de ALLIT, Lohana Berkins, aseguró a Perfil.com que la inauguración de la cooperativa “es un gran logro para nosotras”. “Es un gran avance que el Estado comience a tener política anti discriminatorias y de inclusión”, aseguró la titular de la asociación.
Fue la madre de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien las contactó con el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) que las ayudó para comenzar la cooperativa. El Estado les dio las maquinas y los primeros planes para arrancar.
“La conocíamos a Hebe de apoyar desde siempre la lucha que lleva adelante”, afirmó Berkins, quien agradeció la ayuda recibida de Bonafini.
La Comunidad Homosexual Argentina (CHA) ve con buenos ojos esta iniciativa y cualquier proyecto que tienda a la lucha por la supervivencia de una minoría con los mismos derechos de tener un trabajo digno, una vivienda y acceso a la salud y la educación.
César Cigliutti, presidente de CHA, afirmó a Perfil.com: “Valoramos que sean ellas mismas las que promuevan estas acciones. Para las travestis es imposible acceder a una fuente laboral que no sea el trabajo sexual”, dijo y agregó que la cooperativa “sirve porque ya haber llegado a esta instancia es bueno. Yo creo que les va a ir muy bien, pero es un éxito el sólo hecho de haber creado una cooperativa”.
Cigliuttti explica que el movimiento gay lésbico ayudó para que este emprendimiento “sea tomado de forma respetuosa y tenga un consenso”. Desde las agrupaciones homosexuales aseguran que es muy valiente tomar la decisión de ser travesti, y que muchas veces implica abandonar un entorno familiar de comodidad, ya que a veces pierden un buen nivel económico al cambiar de sexo. Las travestis tienen que afrontar consecuencias sociales y económicas al “ponerse un par de tetas”.
La cooperativa creada por la ALLIT tiene 30 personas trabajando que recibirán un porcentaje igualitario de las futuras ganancias, como se manejan todas las cooperativas. Otras 200 personas están en lista de espera para ingresar al grupo laboral.
La iniciativa lleva el nombre de Nadia Echazú, una travesti salteña fallecida en 2004, que durante muchos años luchó por los derechos de los transexuales y fundó OTTRA (Organización de Travestis y Transexuales de Argentina).
(*) Redactora de Perfil.com