Con la consigna ¡Cronopios, a leer!, este año, la Feria del Libro Infantil y Juvenil tiene dos sedes. Por un lado, en El Dorrego, el predio de Palermo que se acondicionó especialmente para la 24ª edición del evento cultural. Por el otro, en Tecnópolis, en Villa Martelli, donde la feria desembarca por primera vez, no sin algo de polémica.
Sucede que la Fundación El Libro enfrenta una crisis interna que explotó en mayo de este año cuando renunció su directora general, Gabriela Adamo, y luego su presidente, Gustavo Canevaro (a la fecha no se eligió su reemplazo), producto de diferencias con miembros de la organización más ligados al gobierno nacional. Entonces, los rumores acerca de la intención de trasladar el evento a Tecnópolis empezaron a circular como uno de los detonantes.
Una fuente que conoce desde adentro los pormenores de la feria manifestó que durante las reuniones previas a la versión infantil, la votación entre los expositores había sido favorable a El Dorrego, pero que a último momento, desde la Fundación se solicitó al gobierno nacional que sumara Tecnópolis. Y si bien nadie confirma que ésta sea una prueba piloto para hacer el traslado de todo el evento al predio emblema del kirchnerismo, sí se deslizan algunas quejas.
“Las editoriales más chicas no están en condiciones de afrontar los costos de estar en dos ferias al mismo tiempo. Por eso en Tecnópolis se tuvieron que montar dos stands colectivos, bancados por las cámaras. Hasta la gente que trabaja está paga por las cámaras”, explicaron otras fuentes ligadas a la organización. Ese fue uno de los principales problemas que surgieron de la decisión de desdoblar, ya que en un primer momento los expositores adaptaron sus presupuestos únicamente a El Dorrego. Cuando se comunicó el mes pasado que se sumaba la otra sede, ya no había tiempo para reorganizar. Por eso la mayor parte de las actividades, como las firmas de autores y el festival de la historieta, se desarrolla en El Dorrego, mientras que en Villa Martelli hay oferta de libros, talleres y lecturas.
“Lo que se intenta es abrir otros lugares para que el libro llegue a más chicos en zonas donde no hay este tipo de propuestas, y ahí es cuando aparece Tecnópolis, que si bien tiene diferencias, en el sentido de que el formato conocido de la feria se hace en El Dorrego, está recibiendo a muchos chicos”, dice Oscar González, a cargo del comité organizador. Hernán Lombardi, ministro de Cultura porteño, también remarca la expansión del alcance de los libros, pero agrega que “si a futuro va a seguir habiendo dos o más ferias, que no sean al mismo tiempo y en lugares diferentes”.