Desde Punta del Este
En una de las mejores temporadas de las últimas décadas, este año Punta del Este no solo tiene sus playas llenas de argentinos, sino que también –tras algunos años de enfriamiento en materia de inversiones y obras– resurgieron los megaproyectos inmobiliarios que apuntan a transformar gran parte de su línea costera en algo más parecido a Miami que al tranquilo paisaje que caracteriza a los balnearios uruguayos.
Algunos de ellos tienen varias etapas, y todos apuntan a viviendas con un servicio premium y amenities de hotelería cinco estrellas. La última novedad del grupo Solanas es Crystal View, el nuevo emprendimiento dentro del ya conocido predio, que está cumpliendo cuarenta años en la costa esteña, con 140 hectáreas totales y cuatro mil camas operativas entre todos sus proyectos.
A un año de la inauguración de Crystal Beach, la laguna artificial de tres hectáreas que tuvo una inversión de US$ 10 millones, se construirá un elegante condominio privado inmerso en un entorno natural que constará de seis bloques de edificios bajos dispuestos alrededor de Solanas Crystal Beach. Los edificios estarán distribuidos en dos grupos de tres bloques cada uno, denominados Sur y Oeste, respectivamente. Los bloques de cada conjunto estarán unidos entre sí al nivel de la planta de acceso grupal, a través de un club house común con distintos amenities, como gimnasio, sauna, vestuarios, salas de juegos y solariums con piscinas abiertas de borde infinito. “Los departamentos no bajan de los 120 m2, con un costo de US$ 5 mil por m2. Para todo el desarrollo estimamos una inversión de US$ 60 millones y un plazo total que se cumplirá por etapas, terminando en un máximo de nueve años. Aunque nuestro objetivo es hacerlo en seis”, explica Alejandro Sabán, gerente de ventas de Grupo Solanas.
Jugadores. Entre quienes apostaron por la expansión del rubro en el Este tras los años de amesetamiento aparece el empresario Federico Alvarez Castillo, que ingresa al real estate con The Colette, un edificio de residencias de lujo ubicado en la zona de Manantiales que, según sus desarrolladores, estará listo en treinta meses. El conjunto edilicio está dividido en cuatro secciones de diferentes alturas, articuladas entre sí por amplios patios. Los 46 departamentos de lujo que lo componen tienen palieres privados y vista al mar. Las superficies de las unidades van desde los 200 hasta los 600 m2. El edificio cuenta también con una pileta cubierta, gimnasio y spa.
El Grupo Château es otro de los desarrolladores inmobiliarios que desembarcaron en Punta del Este con su propuesta Fendi Château Residences Punta del Este, un complejo edilicio de cuatro torres de lujo que estará ubicado en la parada 16.5 de la Mansa. La primera de las torres tendrá 27 pisos con 108 unidades, y su finalización se prevé para julio de 2020.
La expansión inmobiliaria premium también atrajo a dos “pesos pesados” del real estate local: Fernández Prieto & Asociados, y Criba y Raghsa.
Moorea Bay es un emprendimiento de lujo compuesto por dos edificios de alta gama en Playa Bikini (Manantiales), cuya construcción demandará una inversión de US$ 30 millones. La propuesta está conformada por 45 unidades de unidades de dos, tres, cuatro y cinco dormitorios, vistas al mar, jardín parquizado con acceso directo a la playa y un área de amenities y servicios de hotel cinco estrellas. Rodrigo Fernández Prieto, socio de Fernández Prieto & Asociados, aseguró a PERFIL que “Punta está viviendo una etapa de resurgimiento transformándose, como ocurrió en Miami, en un centro financiero y de negocios de la región. Logró desestacionalizarse y posicionarse como destino de inversiones de fondos de capitales internacionales”.
Por su parte, Criba y Raghsa se asociaron para erigir una torre residencial en Playa Brava, Le Parc Punta del Este, que contará con 26 pisos y 24 unidades, que van desde los 195 hasta los 435 m2. El valor en preventa parte de los US$ 3.300 por m2, y están diseñados por el estudio de Mario Roberto Alvarez.
