SOCIEDAD
si anda cerca del planetario...

Con una lucha de almohadas, vuelven los "flashmobs"

Se organizan por internet y celular. Cientos de personas se juntan de repente para realizar eventos muy particulares y luego se dispersan. La historia del fenómeno. Galería de imágenes. Galería de fotos

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| Facundo Falduto

Si el próximo sábado 22 de noviembre usted pasa por el Planetario después de las 18 y ve una tormenta de plumas seguida de una horda de jóvenes, adolescentes, y no tanto, no se asuste, no se alarme, no entre en pánico. Se tratará de la segunda edición de la Lucha de Almohadas de Buenos Aires, un evento organizado por una estudiante para "salir de la rutina" y que es parte de una movida mundial de manifestaciones, arte callejero e improvisaciones que se arman a través del boca en boca por internet y mensajes de texto.

El evento es una idea de Marina Ponzi, una estudiante de Comunicación Social de 25 años que también organizó la primera lucha de almohadas de Argentina en 2006. Entonces, al menos tres mil personas se repartieron almohadonazos durante dos horas en la Plaza Benjamín Gould, en el Parque 3 de Febrero de Palermo, frente al Planetario, el mismo sitio dónde se realizará la lucha de este año.

Marina conoció este tipo de eventos, los flashmobs, a través de internet, cuando vio un video de una lucha de almohadas en San Francisco, Estados Unidos, y se preguntó ¿Por qué no en Buenos Aires? Por eso, armó un blog para difundir su idea. La noticia pasó de boca en boca y llegó a los medios de comunicación. Su evento "para divertirse, descargar tensiones, hacer algo nuevo y diferente", fue todo un éxito.

Pero, ¿qué es un flashmob? Se trata de grupos de gente organizada que se reúne en un punto en particular para crear una acción inusual y pasajera y luego dispersarse rápido, como una guerrilla urbana, pero dedicada al arte y a los "happenings" . El término viene de las palabras inglesas "flash", (porque es veloz, enceguecedor y se apaga pronto) y mob, que significa multitud.

Los orígenes se remontan a Helsinki, Finlandia y Tokyo, Japón que desarrollaron las primeras redes de telefonía celular. Según la CNN, los primeros flashmobs fueron grupos de adolescentes reunidos por mensajes de texto para armar "raves" espontáneas o perseguir a una celebridad.

Los flashmobs se volvieron terriblemente populares y aparecieron miles de variantes, como los Critical Mass, bicicleteadas masivas que se realizan en 300 ciudades alrededor del mundo el último viernes de cada mes. O el Flash Mob Bang!, cuando un grupo de personas se reúnen a "dispararse" con los dedos hasta que todos terminan "muertos" en el suelo.

Hasta hay profesionales del flashmob: Improv Everywhere (Improvisaciones en Todos Lados) es un grupo de personas que organiza "misiones" muy elaboradas -rescatar a un "suicida" que amenaza con saltar de una cornisa de un metro de altura- en su blog, y luego difunde los videos por internet .

La "lógica de las multitudes inteligentes" tiene también beneficios comerciales. Según la revista The Economist , se impone una moda en las ciudades de China: cientos de personas, organizadas en internet, acuden a un negocio el mismo día y a la misma hora para pedir descuentos de entre 10 y 30 por ciento en artículos de electrónica.

En Argentina hubo intentos de mayor o menor éxito. Días después de la primera lucha de almohadas, se hizo una Danza Silenciosa en el Obelisco. Este tipo de evento, muy común en el mundo, consiste en varias personas bailando al ritmo de la música..., de su propio reproductor de mp3. Así, los espectadores ven gente moverse sin escuchar sonido alguno.

Algunas protestas políticas tomaron elementos de los flashmobs: comunicación viral, sorpresa, inmediatez. Durante el conflicto del campo, muchas marchas y cacerolazos se organizaron por sms, blogs, y e-mails.

El último y más resonante fue la Caminata de Zombies, otro espectáculo que también se realiza en varias ciudades del mundo. El pasado 25 de octubre, unas 200 personas, en general fanáticos del cine de terror de clase B, caminaron por las calles del centro disfrazados de muertos vivientes.

(*) redactor de Perfil.com ([email protected])