El consumo de "paco" continúa en marcado ascenso y cada vez más hay más “cocinas” que se instalan en la Ciudad y el Gran Buenos Aires para elaborar clorhidrato de cocaína, con cuyos residuos los narcotraficantes producen una de las sustancias más peligrosas que amenazan a nuestros jóvenes en la actualidad.
“Nadie trafica ‘paco’, es una consecuencia de la instalación de las cocinas en el país y una demostración de que siguen funcionando”, explicó una alta fuente judicial al Diario Perfil.
La Policía Federal investiga siete establecimientos de producción casera de la droga, dos de las cuales estarían instaladas en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que otras cinco se encontrarían emplazadas en el Conurbano.
La Policía Bonaerense desarticula un promedio de cinco cocinas por año, Gendarmería encontró seis el año último y la semana pasada la Federal halló una que hasta tenía un búnker de 16 metros cuadrados supuestamente para almacenar la droga en Ciudad Evita.
En general, todas están ubicadas en zonas de difícil acceso, en casas precarias, en algunos casos en construcción, con ventilación, donde no vive nadie. Las fuerzas coinciden en que estas cocinas tienen capacidad de producción para consumo local o para traficar en pocas cantidades.