Hay padres que tiemblan de sólo pensar en tener a sus hijos cerca, viven un infierno cotidiano puertas adentro, que la mayoría oculta por miedo y vergüenza. Sufren insultos, empujones y golpes, y ya no saben qué hacer para detener la violencia que ellos mismos engendraron. Se trata de niños, adolescentes y adultos que maltratan a sus padres, y son las personas mayores de 60 años las que más sufren la violencia física de sus hijos mayores.
Las pocas estadísticas que existen muestran un crecimiento en la cantidad de personas que se animan a denunciar el maltrato por parte de sus propios hijos. Según datos del Programa Lazos de la Dirección de la Mujer del Gobierno porteño, en 2008 creció el 20% el número de personas que se acerca a pedir ayuda, y durante el primer semestre de 2009 el alza ya alcanza el 10%. La directora general de la Mujer, Guadalupe Tagliaferri, asegura: “Hay un desprestigio de la figura materna, se la denigra y maltrata. No son situaciones concretas, los hijos les pegan porque creen que son más que ellas. Son conductas aprehendidas”. El Programa ofrece un espacio para trabajar en grupos de personas con el mismo problema y se está intentando realizar encuentros multifamilias para que los hijos vayan a las reuniones. Tagliaferri aclara que el maltrato a los padres se sufre en todos los estratos sociales, pero en estos casos las que más piden ayuda son personas de clase media. “Las situaciones de violencia están estigmatizadas pero se viven en todos los sectores. En las estadísticas se ve que son gente ocupada, con dos o tres hijos.”
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