La humilde barriada de Oroño y Avenida de Circunvalación, en Rosario, no será la misma. Anoche, con una megafiesta, muchas caras conocidas de la TV y el intendente Miguel Lifschitz como invitados, la gigantesca maquinaria de juego montada por el empresario Kirchnerista Cristóbal López inauguró en Rosario el casino más grande de Latinoamérica. Susana Giménez fue la madrina del evento, lanzando la primera bola (negro el 22), Guillermo Andino animó la fiesta y cantó el "Puma" José Luis Rodríguez. Juan Darthes, Pachu Peña, Pablo Alarcón y otras caras famosas sonreían para las cámaras, mientras Héctor Cruz, un ex militar que fue interventor del Casino de Neuquén durante la época del Proceso y que realizó tareas de inteligencia en el Ejército, apodado "El Sargento" se ocupaba de que todos los detalles estén en órden.
Cruz es uno de los estrechos colaboradores del andamiaje de López y su pasado vinculado con la dictadura nunca pareció incomodar a los Kirchner, que lo consideran "un viejo amigo". Una nota del diario Perfil sobre la fortuna que recauda López con los permisos de juego que le firman los Kirchner mostró, justamente, lo afectuoso de la relación del matrimonio presidencial con "El Sargento".
El impactante "City Center" rosarino fue definido por Susana con una frase que le hace honor: "Para ver algo así hay que ir a Las Vegas". Miles de personas asistieron a la inauguración, deslumbradas por las escaleras mecánicas, las 2000 tragamonedas y las 80 mesas de juego, ávidas de apostadores y billetes. El gobernador Hermes Binner, cauto, prefirió esquivar los flashes de una fiesta con mucho tinte kirchnerista y se quedó en Santa Fe.