SOCIEDAD
LA CAUSA POR EL SECUESTRO DE RODOLFO WALSH

“Cuervo”, “Rata” y “220”: la crueldad reflejada en los apodos

Los represores que actuaban la ESMA tenían denominaciones que ofrecen un panorama sobre lo que vivían los prisioneros. Al fallecido Febres, le decían Selva, porque reunía “la ferocidad de todos los animales juntos”.

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Los apodos de los represores que actuaban en el centro clandestino de detención que funcionaba en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) eran el símbolo más evidente de la crueldad que ponían con los prisioneros ilegalmente privados de su libertad. "Rata", "Cuervo", "220" y "Selva" eran algunos de los motes con los que se identificaban entre sí algunos de los imputados por el secuestro del periodista Rodolfo Walsh.

Así se desprende de la resolución mediante la cual el juez federal Sergio Torres elevó a juicio oral a una decena de ex jefes navales que actuaron en el secuestro del periodista y escritor, exactamente un año después del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

Jorge Acosta, alias "el Tigre", el destituido capitán Alfredo Astiz, apodado "Cuervo", entre otros motes; Antonio Pernías, bautizado como "Rata" y el recientemente fallecido Héctor Febres, conocido como "Selva" por reunir la "ferocidad de todos los animales juntos", son algunos de los nombres que incluye la resolución del juez.

Allí se consigna que Acosta también se hacía llamar "Capitán Arriaga", o "Santiago"; mientras que Astiz, según las operaciones en las que intervenía, era además "Angel", "Rubio", "Gustavo Niño", "Gonzalo", o "Alberto Escudero"; en tanto Pablo García Velazco consignaba "Dante" como único apelativo.

"Ruger", "Gabriel", "Juan Héctor Ríos" eran los seudónimos de Jorge Radice, mientras su camarada de armas Juan Carlos Rolon era conocido como "Juan" o "Niño", en tanto Pernías, además de "Rata" se hacía llamar "Trueno" o "Martín".

Por su parte, el fallecido ex prefecto Febres también era conocido como "el gordo Daniel" u "Orlando"", mientras que "Maco" era el nombre con que actuaba Julio Coronel.

Pero quizás uno de los más crueles seudónimos sea el que usaba Ernesto Frimon Weber a quien sus camaradas llamaban "220" por el voltaje de la corriente eléctrica con que sometía a sus víctimas; mientras que Carlos Generoso respondía al apodo de "Fragote".


Fuente: Télam