En el living del tríplex que hasta hace unos años ocupaba la familia a pleno no se siente la “mudanza” de Diego Maradona; está en cientos de portarretratos colocados por Claudia Villafañe.
“Es insoportable, son demasiadas fotos, pero a ella le gusta”, dice Dalma mientras se pelea con los perros de Gianinna.Tiene la voz ronca y parece mayor que los 21 años que cumplió el pasado 2 de abril. Dice que su familia es genial y “re-normal”, aunque el imaginario colectivo diría lo contrario.
—¿Notaste algo distinto con la mayoría de edad?
—Para mí fue un cumpleaños más, no hay nada que cambie. No pienso que ahora vaya a poder hacer tal o cual cosa.
—Por ahora no tenés pensado mudarte de casa.
—La verdad, no. Tengo amigas que se fueron a vivir solas porque se llevaban mal con su familia, pero con mi mamá y mi hermana no tengo dramas. No siento necesidad de irme.
—¿No te molesta tener que dar explicaciones en casa?
—Para nada. Estoy muy cómoda, mi mamá es re-permisiva y confía tanto en mí que no me molesta.
—¿Sos una “fashion victim”?
—Sí, insoportable. Es en lo que más gasto plata y eso que me regalan mucho. Me preocupa un montón la ropa y como mi hermana está estudiando diseño me tiene como loca. Y a mi mamá también le gusta mucho la ropa, tiene un vestidor que es como un shopping. Encima calza lo mismo que yo y compartimos todos los zapatos. Gianinna se quiere matar porque calza distinto y no le sirven. Entre las tres compartimos un montón de ropa.
—En eso sos una privilegiada también.
—Seguro. Tengo como 80 Luis Vuitton porque son de mi mamá y lo bueno es que me las deja usar. Si viviera sola, seguro que me compraría una, porque me encantan, pero no la cantidad que tiene ella porque no me alcanzaría. Por eso aprovecho.
La la nota completa en la edición impresa de Perfil.