Hace pocos días, interpelado por un sacerdote que pedía la vuelta de la enseñanza católica a las escuelas del país, el ministro Esteban Bullrich dijo que “vendría muy bien que todas las religiones tengan su espacio” y causó revuelo. Fue en medio de un acto de inauguración de obras de una escuela en Corrientes. Luego el ministro publicó un post en Facebook, donde dijo estar a favor de la educación laica, y que sus dichos se debieron a que ante la consulta del sacerdote, “expresé mi desacuerdo proponiendo, en todo caso, integralidad educativa”.
Planteada la polémica, lo cierto es que el Ministerio de Educación tampoco podría decidir acerca de la educación laica o religiosa en las escuelas, dado que por ley son las provincias las que deciden y administran los sistemas educativos en sus territorios. Consultadas por PERFIL, fuentes oficiales aseguraron que no hay proyecto o intención siquiera de iniciar un debate sobre el tema.
Y si bien la Ley 1.420 de 1884 hablaba de una escuela pública “laica”; la Ley de Educación Nacional actual no hace mención explícita, por lo que en algunas provincias sí se permite, de hecho, la educación religiosa en las escuelas. Como explica Manuel Becerra, docente y autor del blog Fue La Pluma en su “mapa de laicidad en Argentina”, de las 24 jurisdicciones “nueve explicitan laicidad en su educación pública de gestión estatal, cuatro sugieren laicidad en su normativa, ocho no hacen ninguna mención al respecto o presentan ambigüedades que podrían prestarse a interpretar que se permite la religión, y tres explicitan la educación religiosa en sus escuelas”, en referencia a Salta –donde hay desde 2010 una acción judicial sobre la que debe decidir la Corte Suprema (ver aparte)–, Tucumán y Catamarca.
Análisis. “En términos de lo que dijo el ministro Bullrich, creo que sus declaraciones respondieron más a un escenario que se le planteó en esa situación, porque lo que dijo es impracticable tanto en términos legales como logísticos y sobre todo porque no existe una demanda social del tema, sí de más calidad educativa, por ejemplo”, explica Becerra. Y agrega: “La educación está provincializada, con lo cual cada provincia estructura su sistema educativo. Algunas pusieron “laica” como palabra inequívoca en sus leyes o constituciones. Otras pusieron educación confesional”.
De todas formas, Becerra sostiene que no se debe confundir “laicidad educativa” con “prohibición de mencionar cualquier cosa que esté vinculada a la religión en la escuela”, algo que de hecho sucede en materias como historia o filosofía, planteado por los propios docentes. “Hablar de religión en las escuelas no está prohibido, de hecho entra pero no como un mandato, sino como objeto de estudio. Lo que no se puede plantear de ninguna manera es que sea un esquema moral que se inculque a los niños”.
En esa misma línea se muestra Silvina Gvirtz, pedagoga y ex ministra de Educación bonaerense, y agrega que la educación religiosa de todos los cultos está garantizada en las escuelas confesionales, que también reciben subsidios estatales. “Otro tema sería enseñar cualquier doctrina en una escuela pública, este debate claramente fue saldado”, dice.
Y plantea que “tenemos problemas muy acuciantes y urgentes que resolver ahora, como la paritaria nacional. Hay provincias que no cerraron su ajuste salarial; tenemos muy pocas horas de clase, entre otros problemas”.
Desde la Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL), Fernando Lozada planteó además que en el país “un 15% de la población es atea, agnóstica o apateísta; en el caso de aprobarse una iniciativa de enseñanza multirreligiosa, ¿qué sucedería con los derechos de los que no quieren una religión en sus vidas?”.
Demanda en Salta
En 2010, un grupo de padres y la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) presentaron una acción judicial contra el Estado provincial, que en 2008 incluyó en su normativa que la educación religiosa forme parte de las currículas de las escuelas públicas. “Además de la falta de respeto por la libertad religiosa y de pensamiento, la normativa salteña genera una fuerte estigmatización de los estudiantes que no profesan la fe católica, ya que son excluidos de la enseñanza curricular, sin ninguna actividad sustantiva complementaria”, plantean desde ADC. El caso llegó a la Corte Suprema, y espera una decisión definitiva.
En el resto del país, Tucumán y Catamarca también permiten la enseñanza religiosa, según el “mapa de laicidad” de Becerra, mientras que
CABA, Neuquén, Entre Ríos, Chaco, Mendoza, San Juan, Tierra del Fuego, Río Negro y Jujuy hacen referencia explícita a enseñanza laica en sus normativas. En el resto, en tanto, no se hace referencia directa.