En la mañana del domingo, y con el trabajo de una grúa, el Obelisco recuperó su forma habitual.
Hace dos semanas, tras la intervención artística de Leandro Erlich, el monumento apareció sin su clásico mirador.
La obra constó de dos partes, la primera hacer desaparecer el mirador del Obelisco y luego hacer que “aparezca” en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).
Allí se pudo visitar una reproducción a escala real de la punta, mientras que en el monumento de 67 metros, se recubrió la original con unos paneles que hacían pensar que verdaderamente faltaba.
"Me interesa el arte como una herramienta de integración, de acción, de vinculación. La relación de las ciudades con los monumentos y con lo que significa visitarlos, porque no sólo lo hacen los turistas; tiene que ver con la apropiación, con el orgullo, con la pertenencia. Y el Obelisco en Argentina es un monumento que nunca ha sido pensado para ser visitado", expresó Erlich al explicar su obra.