Igor Kovalchuk siempre mantuvo un perfil bajo en su vida y jamás había sido noticia en ningún medio. Hasta la semana anterior, cuando comenzó a protagonizar las portadas de los diarios y su nombre se volvió uno de los más buscados. Según Google Trends, el pasado 9 de mayo tuvo el nivel más alto de popularidad en el buscador con un total de 100 puntos. Resulta que Kovalchuk es el director de una preliminar investigación científica, en la Universidad de Lethbridge ubicada en Canadá, en la que el cannabis podría derrotar al coronavirus, la enfermedad que ya mató a casi 305 mil personas e infectó a 4.5 millones de habitantes alrededor del mundo. Cabe aclarar que, hasta el momento, no hay ningún tratamiento efectivo que haya sido aprobado por la Organización Mundial de la Salud y, por eso, no deben abandonarse las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
Cuando se le pregunta por su origen, Kovalchuk contesta que es soviético. Luego aclara que nació en la actual Ucrania. “Obtuve mi título de médico especializado en obstetricia, ginecología y un doctorado en cáncer de mama. Desde 2001, soy profesor en la Universidad de Lethbridge y trabajo en biotecnología vegetal, concentrándome en plantas medicinales”, se presenta el científico que trabaja con otros cinco colegas. En su laboratorio canadiense, Kovalchuk realizó y publicó investigaciones sobre la genética del cannabis para su uso sobre el cáncer. Además, creó más de 800 variedades de la planta, de las cuales muchas de ellas altas en CBD sirvieron para su proyecto de impedir el contagio del coronavirus y que espera hacer los primeros ensayos clínicos en personas en los próximos tres meses.
—¿Cómo se le ocurrió que el cannabis podría combatir el Covid-19?
—Como cualquier proceso de infección, causa inflamación. Sabemos que el cannabis es bueno para tratarlo. Además, planteamos la hipótesis que el cannabis puede inhibir la entrada del virus.
—¿Cómo funcionaría la inhibición de entrada del virus?
—Los extractos de cannabis reducen el nivel de varias proteínas necesarias para que el virus ingrese a las células, como la enzima ACE2. Disminuir el número de receptores en la superficie celular le da al virus menos posibilidades de infectarlo. Además, dado que el virus nos obliga a aumentar la cantidad de receptores, los extractos también pueden disminuir la gravedad de la enfermedad.
—Al reducir los niveles del “huésped” ACE2, se evitaría que ingrese el virus. Pero, ¿cómo piensan utilizar el medicamento?
—Creemos que los productos serían enjuagues bucales, aerosoles orales y nasales, inhaladores, cápsulas de gel con aceite. La idea es proteger las cavidades orales y nasales, los pulmones y el intestino, que son los principales puntos de entrada del virus.
—¿Cómo realizaron las extracciones?
—Son extractos completos de flores hechos por un solvente.
—¿El proceso es efectivo si una persona consume cannabis fumándolo o en aceite?
—Dudo que fumar ayude. El aceite debería, ¡pero no todas las variedades!
—¿Cómo eligieron las variedades para el estudio? ¿Cuántas seleccionaron?
—Inicialmente, usamos unas 400 variedades de cannabis. Luego, se redujeron a 50 y se terminaron por seleccionar 9. La gran mayoría de estas variedades fueron producidas por nosotros, por lo tanto no son nombres conocidos.
—¿Qué protocolos necesitan para que el estudio sea aprobado por la Organización Mundial de la Salud?
—En principio, necesitamos la legalización para que todos los países lo puedan usar. Para aquellos que ya permiten el cannabis como medicamento, necesitamos los resultados de los ensayos clínicos. Esperamos empezar con ellos en los próximos dos o tres meses. Actualmente, el estudio está siendo revisado por otros pares científicos y todavía no conocemos los resultados.
—¿Cuándo comenzó a estudiar el cannabis y por qué esta planta tiene tantos usos?
—Me parece que esta planta es única. Lo cierto es que nos proporciona todo: comida, alimento para animales, medicina, refugio, biocombustible y papel, entre otros. Con mi equipo, que son otras cinco personas, trabajamos con cannabis desde 2015. Pero antes, he trabajado también con la amapola medicinal, en 2009.