En su casona de Villa Crespo guarda los secretos de las últimas tres décadas: 40 mil horas de televisión repartidas en 15 mil casetes en formato VHS. Una pared cubierta por archivos en los que sobran furcios y fallidos, siempre penosos, sobre la historia reciente del país.
"Nuestra regla de oro era no hacerle decir a nadie lo que no había dicho y tampoco jugar demasiado con la repetición. Nosotros tratábamos de que los archivos estuviesen los más crudos posible", recuerda Miguel Rodríguez Arias, el creador de Las patas de la mentira, en la casa que funciona como productora y depósito de archivo.
- Perfil.com: ¿Grababa desde que era chico?
- Empecé en el año ‘86, por azar. Con el retorno de la democracia aparecieron las grabadores VHS y hubo un acto del Peronismo, en Vélez, donde el orador principal era (el vice la fórmula electoral, Deolindo Felipe) Bittel que dijo que el ‘Justicialismo, entre la liberación y la dependencia optaría por la dependencia’. Ese fue el estímulo para seguir grabando porque en esa época, hasta bastante después de Las patas de la mentira, los medios gráficos empezaron a hacer eco de los discursos de la televisión más que de la radio.
Las patas, con la conducción de Lalo Mir, incomodó al menemismo desde lo que Tomás Eloy Martínez encuadró dentro un “nuevo género periodístico": valerse del archivo para escarbar sobre los discursos en televisión.
- ¿Qué le parece 678?
- Me parece que no son programas periodísticos, son programas de comunicación y está bien que estén. Son modas, después pasará. Detrás de esas modas hay intereses fuertes de ambos lados. Al decir modas, no lo estoy frivolizando. Vendrá otro tipo de comunicación.
- ¿Hacía dónde va hoy la televisión?
- Lo que estoy viendo, desde hace algunos años, es que hay una tendencia hacía el abaratamiento de costos. Por lo pronto, la utilización de los programas de archivo, la retroalimentación de la televisión de archivo ocupan un lugar importante y los programas de archivo son muy baratos de hacer. Las Patas no era la utilización del discurso para llenar programas, era un programa de investigación que trataba de que la gente reflexione acerca del discurso político. Entre PNP, Las Patas y TVR contribuyeron a que hoy la televisión, con el género de archivo, tenga 10 programas. Ahora hay otra manera de abaratar la televisión con la utilización de las redes sociales. La televisión abreva de la gráfica: sale una nota en gráfica que ha sido investigada por periodistas y a los tres o cuatro días aparece en varios programas de televisión la misma bajada que hace el diario.
Según el productor, la medidora IBOPE juega en este sentido un rol preponderante por traccionar televidentes y marcar las reglas de juego: “Es lo que determina el costo del segundo de publicidad. Es una herramienta comercial muy importante”, apunta.
“Si se quisiera medir el programa seriamente el rating y no con los 900 casos que mide IBOPE se podría hacer electrónicamente porque hoy la televisión abierta no existe, hoy todo es televisión por cable porque no hay nadie que vea televisión por antena. Es muy fácil electronicamente saber qué canal está viendo el cien por cien del universo que ve televisión a través del cable. Se podría saber con una fidelidad del cien por cien sin embargo no se hace”, opina.
- ¿Cree que el gobierno ganó la "batalla" comunicacional?
- La "batalla" se está desarrollando. Si alguien la ganara perdería la democracia. Mejor que haya pluralidad de voces y que cada uno pueda opinar por los medios de comunicación, como dice la Constitución, sin censura previa pero que haya variedad de voces. A mí me causa gracia cuando dicen que la Ley de Medios concentrará el discurso. He visto cantidad de documentos, cientos de horas que se están produciendo, que no tienen nada que ver con la política de coyuntura: no aparece ni Kirchner ni Cristina, son documentales sociales como pueden aparecer en Encuentro o como aparecen en los canales norteamericanos.
(*) de la redacción de Perfil.com