Por Rodis Recalt (*)
Los vecinos del barrio de Palermo ya no sufren las excentricidades del emblema del rock nacional ni las guardias periodísticas, los escándalos o los fanáticos apostados en la entrada del edificio en donde vivió Charly García. El departamento no sólo está vacío desde que el cantante fue internado en 2008, sino que además sufre un total abandono.
El séptimo piso de la esquina de Coronel Díaz y Santa Fe, en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires, hace dos años que no recibe a su dueño. Desde que inició un tratamiento psiquiátrico, Charly no pisa su departamento ubicado frente al shopping Alto Palermo. Luego que le dieron el alta, el músico se fue a vivir a la quinta de Palito Ortega, pero cuando se sintió mejor, necesitaba independizarse y, según sus allegados, se fue a vivir al complejo Los Patos en Palermo.
El mal estado del departamento puede notarse desde la calle. Las paredes están rotas, las ventanas permanecen abiertas desde hace meses y la pared del balcón está totalmente resquebrajada.
Charly protagonizó más de un escándalo en la céntrica esquina porteña en donde se encuentra su edificio. Una vez se peleó con un periodista e incluso le pegó a otro en la puerta de su casa. Y hasta Andrés Calamaro fue a buscarlo con un bate de beisbol en la mano, dispuesto a golpearlo. En aquella ocasión se pelearon por un lío de polleras. En otra oportunidad el número uno del rock nacional se peleó con su hijo, que vive en el quinto piso, y lo acuchilló.
García compró el departamento en 1982 y se mudó el mismo año. Con el tiempo, le dio su toque personal: pintó todas las paredes con aerosol, hizo dibujos y escribió frases. La más conocida es su sello: las letras SNM superpuestas, que significan Say No More.
Alguien que conoce muy bien el hogar de Charly García es su amigo y biógrafo Sergio Marchi. Él escribió el libro No Digas Nada, que cuenta la vida del músico. En diálogo con Perfil.com relató algunas anécdotas en el departamento. "La primera vez que yo entré, en 1984, era un lugar ordenado porque estaba Zoca (su pareja en aquellos años). En 1986, cuando volví, todo estaba pintado de blanco y en el living había un piano y un sillón, nada más. Dos años más tarde, estaba un poco más enquilombado. El caos ya aparece en 1993. Hubo una repintada que duró muy poco", recuerda Marchi.
"En un momento tuvimos una discusión, en 1994, pocos días antes de que lo internaran por su adicción a las drogas. Todavía estaba teñido de rubio y quiso tirarme encima la televisión, que era enorme. Yo me reí mucho porque era imposible que tuviera fuerzas para levantarla. Entonces nos trabamos en lucha (amistosa), y caimos en el sofá, y él con una pata, prendió la videocasetera, y nos vimos un video de Los Beatles en Estados Unidos. Pero eso fue en el quinto piso, donde hoy vive su hijo".
"En el séptimo pasaron muchas cosas y vino mucha gente", relata el biógrafo. "Ahí fue que recibió un disco de Joaquín Sabina cuando aún no lo conocía, que se lo tiraron por abajo de la puerta y él lo tiró por la ventana a la calle", contó Marchi.
Hoy, el inmueble no está en venta, ni tampoco se alquila y, según pudo saber Perfil.com, costaría al menos 200 mil dólares.
El cantante actuará en los festejos del 9 de julio . El Gobierno lo contrató a modo de “mimo” por no haber estado presente en los festejos del Bicentenario. Se presentará a las 22 en San Miguel de Tucumán.
(*) de la redacción de Perfil.com