Eran su debilidad, su mayor “trofeo”. A los hombres del barrio, “Richard”, como lo llamaban sus conocidos, les decía: “Sin mujeres no puedo vivir”. El abogado Ricardo Fariña, de 62 años, fue encontrado descuartizado en su casa de Adrogué el martes a la noche. A cuatro días del macabro hallazgo, fue detenida en las últimas horas de ayer Sandra Reyes, una mujer de 34 años, señalada como su actual pareja, hoy la principal sospechosa del asesinato. Testigos de identidad reservada aseguran haberla visto en estos días en la casa de la víctima.
“Las pistas son varias, el móvil uno”, señala con íntima convicción un investigador del caso que desde el momento en el que ingresó a la escena del crimen pensó que el autor del asesinato era una mujer, que habría actuado por motivos pasionales.
“¿Por qué una mujer?”, plantea el investigador. “La persona que lo hizo conocía la casa, sabemos que tenía la llave, ya que no había puertas forzadas. Además, ¿qué mejor que una mujer para pasar desapercibida en el domicilio de un hombre al que frecuentemente concurrían personas del sexo femenino?”, explica la fuente. Y da más detalles que refuerzan su hipótesis: uno de los motivos de la descuartización podría ser que “para una mujer es más fácil manipular un cuerpo en partes que entero”.
Quienes conocen de cerca la causa aseguran que éste es un caso con muchas puntas para analizar y reconocen que tienen más de una decena de mujeres para indagar. Ocho ya declararon. Algunas se presentaron de manera espontánea, porque quisieron evitar la citación judicial. ¿El motivo de su apuro? Algunas son mujeres casadas, sabían que aparecían en las fotos y videos que quedaron como prueba del delito, pero no querían alertar a sus maridos.