El 20 de octubre de 2010, una patota de la Unión Ferroviaria se alistó para despejar a los tiros las vías del Ferrocarril Roca, a la altura del barrio de Barracas. Militantes del Partido Obrero y empleados tercerizados reclamaban la incorporación de trabajadores despedidos.
Los incidentes terminaron con la vida del militante Mariano Ferreyra, pero también hirieron gravemente a Elsa Rodríguez, de 56 años, de la que hasta ahora no se conocían datos de su evolución.
Elsa quedó en el tumulto y recibió un disparo en la cabeza que la dejó en coma durante tres meses. Desde entonces, ante la escasa información pública sobre su estado, sólo se conocían los partes médicos de su internación en el Hospital Argerich donde se le practicó una "craneoctomía descompresiva" y se le detectó un hematoma cerebral al momento de su ingreso al centro de salud.
Desde hace un mes la mujer se recupera con sesiones en el porteño Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP). Pero el balazo dejó secuelas brutales: "Perdió el habla y la movilidad del lado derecho (de su cuerpo) pero tiene una recuperación interesante”, contó a Perfil.com Néstor Pitrola, dirigente del PO.
Aunque está consciente, todavía no sabe de la muerte de su compañero Ferreyra y su familia por ahora no quiere hablar con la prensa.
En el último número de Prensa Obrera, el periódico del PO, Elsa aparece con un brazo en alto y una gorra del partido. "El tratamiento, tanto fonoaudiológico como kinesiológico que realiza en un centro de rehabilitación de la Capital, muestra grandes avances", señala la información.
"Tanto sus compañeros como toda su familia, seguimos apuntalando a Elsa en estos pasos fundamentales de su recuperación, que continúa sin pausa. Como desde el primer día siguen llegando muestras de afecto y de deseos de recuperación de todas partes que fortalecen su espíritu indomable", agrega el boletín del PO.