Según un relevamiento de la Agencia Gubernamental de Control porteña, en 2008 se realizaron 853 fiscalizaciones en establecimientos geriátricos de la Ciudad y se clausuraron 88, algunos en forma total y otros en forma parcial. Las autoridades alertan además que hubo 27 violaciones de clausuras, donde se permitió el ingreso de personas mayores pese a las graves irregularidades.
De truchos a inhabitables. Vanesa Berkowski, a cargo del área de Fiscalización y Control porteña, confirma lo que menos se quiere escuchar: “En 2008 se labraron 1.689 actas a geriátricos, un 47 por ciento por fallas en la seguridad, un 30 por ciento por documentación irregular, 15 por ciento por funcionamiento clandestino, un 5 por ciento por higiene, fueron los más llamativos”.
A principios de enero, inspectores de la agencia, acompañados por agentes del Ministerio de Desarrollo Social y de Salud porteño y la Policía Federal, clausuraron un establecimiento que funcionaba como geriátrico en la calle Hortiguera 439. El local funcionaba de manera clandestina, no poseía habilitación ni cumplía con las condiciones mínimas de seguridad e higiene.
“Hay cables expuestos, no tienen planos contra incendio, tienen el sótano inundado (unos 60 centímetros de agua con olores nauseabundos) y hay un solo matafuegos para todo el local y vencido”, destacaron los agentes. Según trascendió, había siete abuelos alojados y dos personas más que alquilaban habitaciones:“No había ni enfermeros ni médicos que cuidaran a los abuelos, sólo tres personas no profesionales”, afirmó la Policía.
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