Mucho se habla por estos días del crecimiento de la pobreza en el país el último año, y hasta llevó al Papa Benedicto XVI a hablar del “escándalo” de la pobreza y la inequidad social argentina. Efecto de ella, miles de chicos no festejaron ayer su día, como tampoco festejan sus cumpleaños; un flagelo social que, junto con el hambre, afecta el desarrollo de los niños, desde la formación de su identidad, de su intelecto y su sociabilidad.
Según el reciente barómetro de la deuda social de la infancia , investigación que anualmente realizan el Observatorio de la Deuda Social Argentina y la Fundación Arcor, en 2007 creció al doble el número de niños que viven en hogares con déficit severos (pasó de un 4,6% en 2006 a un 10% en 2007 y se mantuvo en esos niveles en 2008). “ Un 40% de la primera infancia vive en la indigencia. En el último año, la crisis económica, la falta de credibilidad en el gobierno, las elecciones de junio, y el cierre de escuelas por la gripe han alimentado el crecimiento de la pobreza y la marginalidad de los niños”, asegura Nora Schulman, directora ejecutiva Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (Casacidn).
A las ausencias materiales, se suman aquellas que hacen al modo en que los niños se crían, sociabilizan y educan. Así, el 51% de los niños de entre 0 y 5 años más pobres no festejó su último cumpleaños; mientras que el 73,8% de los chicos más pobres no suelen ser receptores de historias orales ni de lecturas de cuentos durante sus primeros años de vida. Si se tiene en cuenta que hay más de 3,5 millones de niños de esa edad en el país, podría decirse que unos 180.000 niños no festejaron su cumpleaños, y a unos 260.000 nadie les cuenta ni un cuento.
¿Un dato que puede compararse con la cantidad de niños que ayer no festejaron su día? “Yo creo que son muchísimos más, porque para este festejo, que es más material, también hay que tener en cuenta el nivel de vida material”, asegura a Perfil.com Iania Tuñón, directora del estudio.
La importancia de festejar el día. Más allá de lo material, el festejo mismo del Día del Niño es también una celebración simbólica que todo niño tiene derecho a recibir. Así lo aseguraron diversos especialistas consultados por Perfil.com. “Más allá de las necesidades materiales, existe una pobreza que impide evitarles un sentimiento radical de soledad en su día”, asegura Cecilia Moise médica y psicoanalista miembro de APA . Y explica que celebrar el Día del Niño implica incluir a los chicos “en el ritual de pertenecer a una trama social que le festeja su condición de niño”.
Por su parte, la psicóloga y productora de televisión Mirta Romay, que desde hace 12 años desarrolla el programa Formar (una empresa que realiza, junto al grupo de comunicación Mora y Araujo, proyectos de educación para el desarrollo), asegura que la celebración del Día del Niño o los festejos de los cumpleaños son importantes para el desarrollo de los niños en los primeros 5 años de vida. “Hay dos elementos fundamentales en esa etapa: la nutrición y los afectos. Es un modo de cuidar el futuro niño”, asegura. Y destaca: “El Día del Niño, si bien se convirtió en una fecha comercial, tiene que ver con el reconocimiento del niño como tal”.
El psicoanalista y doctor en psicología Manuel Rubio también habla de ellos en el barómetro de la infancia. “Dada la prematurez biológica con que nace el bebé, requiere no sólo de alimentos que cubran las necesidades de su organismo biológico, sino que, para que este organismo se desarrolle, también requiere del ‘estímulo social’”.
* Redactora de Perfil.com