SOCIEDAD
desastres climaticos

El drama de vivir con lo que queda tras el fuego y el agua

En Córdoba y Santa Fe la inundación está bajando, pero dejó familias aisladas y sin nada. Las llamas en Chubut arrasaron con tierras y ganado. Galería de fotos

Jesus María. La familia de Lucas y Mariela Vargas y sus cuatro hijos vio cómo el río, a sólo media cuadra, se llevó la mitad de su casa. Quieren mudarse lejos de esa zona y duermen con miedo a que el
| Gza. Flia. Vargas

El país convive con dos realidades de gravedad ambiental. Hace 22 días que en la Patagonia los incendios no dan tregua, mientras que, al mismo tiempo, en el centro del país aún no cesan los inconvenientes por las fuertes lluvias que azotaron Córdoba, Santa Fe y Santiago del Estero esta semana.

En Córdoba, las lluvias afectaron desde hace tres semanas la zona de Unquillo, Allende y Villa María. En estas últimas jornadas se inundaron San Francisco, Arroyito y Jesús María, que quedó casi aislada.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

De allí son los Vargas, una familia integrada por Lucas y Mariela y sus cuatro hijos, de 2, 5, 8 y 13 años. Vivían a unos cincuenta metros del río Jesús María –paradójicamente, en el barrio Agua Mansa–, pero la crecida y la correntada del río del último martes convirtieron la mitad de su casa en una montaña de escombros.

“Con mi esposa alcanzamos a levantar a los chicos y agarramos un poco de ropa, documentos y nos fuimos. A los pocos minutos vi cómo media casa se derrumbaba”, cuenta Lucas, que trabaja de chofer de camiones. Su voz se entristece al recordar lo vivido. “Nunca habíamos sufrido inundaciones. El ancho del río es de casi 200 metros. De noche no dormimos tranquilos por temor a la crecida”, dice angustiado a PERFIL, con la incertidumbre de saber cómo vendrán los próximos días. Para hoy, el pronóstico prevé lloviznas aisladas y tormentas intermitentes. Recién el lunes dejará de llover.

María Teresa González (60) vive a 162 km de allí, en Arroyito. “En 25 años, es la primera vez que el agua entra hasta el comedor de mi casa. La última gran inundación fue hace 16 años y apenas llegó hasta la vereda. En otros pueblos, como Tránsito y Santiago Temple, el agua hizo destrozos. Acá hace tres días que no podemos salir a la calle. Estamos poniendo bolsas con arena para frenar el agua”, cuenta desesperada.

Pero lo peor se vive en la localidad de Idiazabal, ya que debió evacuarse por completo. La espera para que el agua drene es agónica y sus habitantes desean volver a sus viviendas para reconstruir el pueblo, que se convirtió en un verdadero espacio abandonado.

Fuego que no cesa. El incendio que consume Cholila, en Chubut, y sus alrededores desde hace semanas pasó de ser un manto de fuego imparable que afectó cerca de 25 mil hectáreas a una situación “controlada” en sus bordes, según el director de Defensa Civil, Evaristo Melo.

En una postal que duele, se pueden ver unos esqueletos negros de lo que alguna vez fueron árboles centenarios, y que hoy están rodeados de ceniza en tierras secas donde yace todo tipo de animales.

Arreando su ganado por el camino de acceso al valle del río Villegas, en medio del humo que acorta la visión, Eloísa Leal y Alberto Sepúlveda recorren su campo y contienen la bronca. “Algunas vacas estamos sacando, pero no sabemos si se van a salvar porque tienen las patas quemadas. Además se nos quemó todo el campo. Sólo se salvó la cabaña donde guardamos nuestras herramientas, con las que ahora deberemos trabajar la tierra desde cero”, se lamenta Eloísa.

Para hoy se esperan vientos y algunas precipitaciones, que mejoran la esperanza de los pobladores para, por fin, terminar de erradicar el
fuego fatal.

Lento regreso a casa. En Santa Fe, más de 500 personas regresaron ayer a sus casas tras haber sido evacuadas por las lluvias en el centro de la provincia y en la denominada “zona de quintas” –Rafaela, San Cristóbal, Villa Minetti–, que corre el riesgo de perder toda su producción. Cerca de 200 continuaban evacuadas en esa provincia. El titular de la Sociedad de Quinteros de Santa Fe, Guillermo Beckmann, sostuvo que el 80% de las hectáreas sembradas están afectadas.

En la capital, el barrio más afectado fue Belgrano, donde Eduardo Arigoni vio entrar el agua a su casa “por todos lados”. Perdió los muebles que habían sido de sus padres. “No se puede hacer nada más que quedarnos para que no nos roben, y sentir dolor”, lamenta.


Tres mil evacuados
Más de tres mil personas seguían evacuadas ayer en Santiago del Estero y mil en Córdoba. Como las lluvias no cesan, en territorio santiagueño el río Dulce se desbordó y provocó aún más inconvenientes en esa provincia, que ya cuenta con tres mil evacuados. Se encontró además el cuerpo sin vida de un hombre, pero aún no se sabía si había sido víctima del temporal.
En Córdoba, por su parte, un productor rural era buscado al cierre de esta edición en la localidad de San Marcos Sud, tras ser visto por última vez el jueves. Además, se difundió que apareció otro cuerpo de un hombre en el río Cosquín. Desde el 15 de febrero, el temporal ya causó al menos 12 muertos.