Decenas de sobrevivientes declararon hoy en la causa por la tragedia de Once. Una de ellas aseguró hoy ante el tribunal oral que el motorman se quejó antes del choque porque “los frenos no funcionaban”.
Norma Barrientos, cuya hija murió en el choque, dijo hoy ante el tribunal oral federal número dos que al pasar la estación Morón escuchó al maquinista Marcos Antonio Córdoba expresar que los frenos “no funcionaban”.
“Pensé: ¿cuándo va a frenar?, y ahí sentí el impacto. Volé y quedé con un montón de cuerpos encima. Yo gritaba el nombre de mi hija… creí que había perdido la pierna. A las cuatro de la madrugada me enteré que mi hija estaba muerta”, relató entre sollozos.
“Viajamos como ganado. Nos pisan, nos empujan, cualquier cosa por un asiento. Hace 12 años que tomó el Sarmiento y siempre fue lo mismo”, describió la mujer, que como consecuencia de las lesiones estuvo siete meses postrada en una silla de ruedas. Al recordar a su hija, quien viajaba sentada en el mismo vagón, se quebró y exclamó: “no sé si quiero seguir viviendo”.
Sobre el momento del impacto, recordó que “entró rápido a la estación el tren, pensé que faltaba más para llegar".
Aceite y agua. Maximiliano Villalba viajaba el 22 de febrero del 2012 en el primer vagón del tren que chocó en la estación de Once y estuvo cuatro horas atrapado entre cuerpos y asientos hasta que pudo ser rescatado.
"Los bomberos con una soga nos intentaban, sacar pero no sabían cómo hacerlo porque estábamos todos pegados. Nos ponían aceite y agua para que nos despeguemos de la gente", recordó Villalba.
"Había mucha gente pegada entre sí, gente debajo mío. Me orinaron. La gente estaba desesperada. Fue un desastre", agregó, y recordó que un hombre quedó atrapado y para sacarlo tenían que cortarle las piernas.
Villalva contó que el accidente le dejó "mucho daño psicológico. Había días que llamaba al SAME dos o tres veces porque sufría como una presión en la que sentía que se me salía el corazón". Sobre el funcionamiento del tren el día de la tragedia, el testigo dijo que la formación anduvo mal desde la estación de Moreno.
"No lo querían sacar porque andaba mal. Tardaron 30 minutos en sacarlo. La gente decía que el motorman no quería seguir porque el tren andaba mal. Para mí el motorman sabía, pero le hicieron continuar la marcha porque estaba lleno de gente y si lo hacían parar se iba a armar lío", dijo Villalba.
Muertos. Después del accidente, Natalia Meza fue operada más de 30 veces, tiene que caminar con muletas por una fractura expuesta en una de sus piernas y después de la tragedia no pudo volver a trabajar.
"Para rescatarme tuvieron que sacarme un muerto de encima", contó Meza en el juicio. Meza fue la última persona rescatada del primer vagón del tren, cinco horas después del choque: "No me podía casi mover de la cintura para abajo. Me movía y el dolor era cada vez mayor".
La mujer recordó que durante todo el viaje escuchó a un niño de cuatro años que hablaba con su madre, pero después del choque ya no lo oyó: el niño murió en el hall de la estación cuando lo atendían.
Después del accidente gente de TBA, concesionaria de la línea Sarmiento, le pidió que no hable más del tema en los medios y le ofreció a su papá un departamento. "Se acercaron a mi papá de TBA, creo que un señor que se llamaba Marcelo, para que no los critique por radio. Decían que los hacía quedar mal a ellos y le quisieron dar un departamento a mi papá", manifestó.