La novia más linda de plaza San Pedro se llama Marina y es de Lanús, aunque vive desde hace once años en el sur de la Francia. “Dios mío, ¿será que teníamos que llegar a Roma para aprender que tenemos todas las recetas para vivir un gran amor?” dice con una sonrisa después de la bendición papal.
“El papa Francisco acaba de decir que el amor no se mide con cuánto tiempo dura un matrimonio –cuenta ella– sino más bien con la calidad de los sentimientos que se comparten y esto es algo que me dijo mi madre miles de veces antes de que me fuera a vivir con él a Grenoble”, agrega agarrándose al brazo de su novio Gonzalo. Los dos han pasado toda la mañana de pie en la plaza San Pedro esperando el encuentro del Papa con parejas llegadas de todo el mundo para festejar el día de los enamorados. El primer San Valentín que la historia recuerde con un pontífice festejando religiosamente con parejas todavía no unidas en matrimonio.
La convocatoria desbordó a los telefonistas del Vaticano, quienes atendieron a las miles de personas que llamaron en el último mes para la audiencia de los enamorados. Llegaron tantas inscripciones – 25 mil según el Vaticano – que el Papa decidió mudar la ceremonia, que iba a realizarse a puertas cerradas en el aula Paolo VI, a la plaza de la Basílica.
Filipinas, Australia, México, Eslovenia, parejas de todos los rincones del planeta llegaron a Roma para recibir esta especial bendición. Cuando el Papa se pone serio y dice: “Que Dios bendiga el amor” algunos lloran de emoción, la mayoría se besa. Parece una gigantesca flashmob de besos sincronizados en la plaza símbolo de la cristiandad. Algo impensable en los pasados pontificados.
Tal vez sea también por esto que Francisco fue recibido con el calor con el que se recibe a una rockstar.
Tres parejas le habían entregado sus preguntas sobre el amor. Empezó chistoso: “Me las entregaron con adelanto así tuve tiempo para prepararme”. “¿Es posible amarse para siempre? – pregunta el Papa a los fieles - “Muchos tienen temor a las elecciones definitivas. Esta mentalidad lleva a decir que se sigue juntos hasta que dure el amor, sin embargo el amor puede crecer como una casa que se construye de a dos, no solos. Y para siempre no significa solo para todo el tiempo que queda, es más bien una cuestión de calidad”, siguió Francisco. Ahí estalló un aplauso entusiasta. Otro, casi una ovación, se produjo cuando Francisco dijo: “Estamos siempre listos a acusar al otro y a justificarse a uno mismo. Lo cuenta la Biblia también sobre nuestro hermano Adán. Dios le pregunta: ‘pero Adán te comiste el fruto?’ Y él contesta ‘yo no, fue ella que me lo dio’. Acusar al otro es una vieja historia...” concluye el Papa con un eco de risas y aplausos en la plaza.
Son muchos, como siempre desde la elección de Francisco, los argentinos en San Pedro. Esta vez faltan las banderas pero se reconoce el acento. Anna Orellana está visiblemente emocionada. Llegó con su novio Simon Jung, desde Buenos Aires. “Nos vamos a casar en noviembre y yo le pedí de regalo que pudiéramos venir a ver al papa antes del casamiento”, asegura.
Juan Hernández es de Córdoba y vino a Roma con su novia Carla, madrileña. “Escuchaste bien quée dijo el Papa, verdad?” bromea con ella saliendo de la plaza. “Las palabras más importantes del amor son: con puedo, gracias y perdoname. Para que entiendas que hay que tener un novio bien educado como yo para ser feliz”.
Estas reglas papales de respeto en la pareja (ver aparte), cual receta secreta para que una relación sea feliz, tuvieron un gran éxito dentro y fuera de la plaza. En vía de la Conciliazione, la calle que lleva de San Pedro al Castillo de Sant’Angelo, están en boca de todos. Las comentan dos camareros fuera de un restaurante mientras esperan clientes y hasta una mujer policía que está terminando el turno de guardia en la plaza: “El Papa dijo que el respeto es todo mi amor, para que aprendas” dice gritando a su pareja desde su celular.
“No existen el marido ni la esposa perfectos”
◆ En la audiencia especial por el día de los enamorados, Francisco dio varias reglas para un matrimonio feliz, a las 10 mil parejas que se casarán en los próximos meses.
◆ Aseguró que las normas de la convivencia se resumen en tres palabras “¿Puedo?, gracias y perdona”.
◆ Sugirió cambiar una parte del Padrenuestro y rezar “Señor danos nuestro amor de cada día”.
◆ Describió al matrimonio como un “trabajo artesanal, de orfebrería, de todos los días”. Dijo que “hay que trabajar para que el otro crezca”. “El hombre tiene la tarea de hacer más mujer a su esposa, y la mujer, más hombre a su esposo”, declaró.
◆ “Sabemos que no existe la familia perfecta, ni el marido perfecto, ni la esposa perfecta, ni hablemos de la suegra perfecta”, bromeó Francisco. “No terminemos nunca la jornada sin pedir perdón. Es habitual pelear entre esposos, que vuelen los platos. El secreto del amor es no terminar nunca el día sin hacer la paz”, agregó.
◆ Antes de la ceremonia también escribió sobre el tema en Twitter: “Queridos jóvenes, no tengan miedo a casarse. Unidos en matrimonio fiel y fecundo serán felices”.