El papa Francisco continúa cuestionando los dogmas establecidos desde hace siglos por la Iglesia que dirige. Esta vez, en su audiencia general del miércoles, reclamó que la comunidad no aleje a los fieles divorciados que han vuelto a tener pareja. Son “personas que no están excomulgadas, como algunos piensan", sino que "forman parte siempre de la Iglesia", indicó.
El Pontífice comenzó su discurso semanal anunciando que hablaría del tema. "Hoy nos referimos a la situación de aquellos que tras la ruptura de su vínculo matrimonial han establecido una nueva convivencia". "¿Cómo podemos recomendar a estos padres que hagan todo lo posible para educar a sus hijos en la fe cristiana si les alejamos de la vida de la comunidad?", inquirió.
Tras cuestionar el papel de la Iglesia Católica para con los divorciados, el Papa subrayó que “es necesaria una auténtica y fraterna acogida” de estas personas en el seno de la Iglesia."Estas personas no están excomulgadas como algunos piensan, ellas forman parte de la Iglesia", afirmó Francisco.
Bergoglio señaló que "la Iglesia sabe bien que situaciones como esta", en referencia a las nuevas uniones tras el divorcio, "contradicen el sacramento cristiano", pero reconoció que son problemas reales que afectan especialmente "a los más pequeños", dando a entender que la Iglesia está dispuesta a ofrecer una solución para estas situaciones, que actualmente afectan cada vez a más fieles.
El Papa puso especial énfasis en los niños. "Los más pequeños son los que más sufren (...). No se debe sumar más peso al que estos chicos ya soportan cuando están en esta situación", enfatizó, para luego aclarar que "la Iglesia es la casa paterna en la que hay espacio para todos".
Por último, aclaró que es la comunidad cristiana quien debe "animar" a estas personas "a vivir cada vez más su pertenencia a Cristo y a la Iglesia con la oración, la escucha de la palabra de Dios, la participación en la liturgia, la educación cristiana de los hijos, la caridad, el servicio a los pobres y el compromiso por la justicia y la paz".
El anuncio del papa Francisco, se enmarca en una campaña que pretende retener fieles en una Iglesia que cada vez es menos numerosa. Supone además una luz de esperanza para una gran cantidad de católicos divorciados que esperan que algún día pueda llegar a levantarse el veto a la comunión.