Mientras disminuye la edad de inicio sexual y parece que la sexualidad ha dejado de ser un tabú en la sociedad, los embarazos adolescentes no paran de crecer: cada cinco minutos hay un parto, al tiempo que unas 900.000 adolescentes son madres hoy, según datos aportados por el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (CELSAM).
¿Las causas? No sólo hay falta de educación de los más jóvenes, sino que los mismos padres están tan o más desinformados acerca de cómo dialogar sobre el tema con sus hijos. Y peor aún: no sólo no hablan de sexo con sus hijos (o si lo hacen, lo hacen mal), sino que además todavía establecen diferencias entre hombres y mujeres, y fomentan prejuicios. Mientras tanto, el 11% de los chicos de 12 años ya se iniciaron sexualmente, al igual que el 68% de los de 15.
En efecto, sólo un tercio de los padres dialoga abiertamente con sus hijos, al tiempo que otro tercio de los padres dice que toma posturas más rígidas, donde prima la prohibición y la pesquisa. Los datos provienen de una investigación anual que realizó CELSAM que dio a conocer hoy en el Hotel Sofitel, en Retiro, en un encuentro por la Semana de Prevención del Embarazo Adolescente no Planificado al que asistió Perfil.com.
Se trata de un “estudio cualitativo exploratorio”, basado en la entrevista a 100 padres y madres de 70 adolescentes de 12 a 19 años. De ese total, y pese a que todos los entrevistados dijeron que hablan del tema con sus hijos, “sólo un tercio sostuvieron que la sexualidad es un tema abordado con asiduidad y naturalidad”, contó la ginecóloga Karina Iza, que participó del estudio. Pero muchas veces prima el temor a dañar en vez de informar.
“ En 18 familias el tema de la sexualidad queda excluido de los diálogos familiares”, asegura la psicóloga Andrea Gómez, también miembro del equipo de investigación del CELSAM. Y agrega: “En este silencio convive la ambivalencia de sentir a sus hijos muy chicos para hablarles, o por el contrario ya muy maduros y conocedores de estos temas”.
Pero eso no es lo más llamativo: Tanto padres como madres coinciden en enunciar marcadas diferencias entre la sexualidad de sus hijos y sus hijas, percibiendo la actividad sexual masculina como “una necesidad biológica”, al tiempo que perciben la sexualidad de las mujeres como un factor determinante de cómo van a ser valoradas. “Tanto madres como padres sostienen que las mujeres tienen más que perder al iniciar una vida sexual activa”, comenta la ginecóloga del CELSAM Alicia Figueroa. Y agrega: “Está todavía muy activo el concepto de que el varón usa a la mujer”.
A pesar de percibirse la sexualidad de sus hijas mujeres como más riesgosa que la de sus hijos varones, resulta más frecuente el silencio con las primeras. Sólo 6 familias declaran no tocar el tema con sus hijos varones, mientras que el doble, 12 familias, refiere que no habla con sus hijas de sexualidad. Además, se asume que la mujer es más madura y debe exigir el uso del preservativo, pero se espera que se inicie más tardíamente y que los preservativos sean sólo provistos por los varones.
Una infección de transmisión sexual como el VIH es uno de los mayores temores de los padres, pero la idea de un examen sanguíneo está ausente del discurso de los adultos. En su lugar sostienen que es suficiente resguardo que la chica que esté con su hijo "sea conocida, no una chica cualquiera".
La totalidad de los adultos desconocen la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que propone al doble método: pastillas anticonceptivas más preservativo, como la forma ideal de cuidado para los adolescentes. Al tiempo que el placer, el disfrute, la sexualidad como parte de la experiencia humana están ausentes de las conversaciones familiares.