El dueño de la firma constructora Credil, con sede en La Plata pero con varias obras en ejecución en la ciudad de Buenos Aires, se calificó como "damnificado secundario" del derrumbe de ayer en Caballito, aunque reconoció que la familia Vannoni, que habitaba en Pedro Goyena 1654, es la víctima principal.
Carozzi dialogó con Radio Belgrano y no mostró el menor signo de asumir alguna responsabilidad. Por el contrario, denunció que todos los estudios técnicos no alertaron de los riesgos. " El arquitecto capaz que podría ir preso", atacó Carozzi, en alusión al profesional contratado por su firma.
El gobierno porteño había intimado el lunes al arquitecto Roberto Alegre para que frene la obra ante la denuncia formulada por la familia propietara de la casa ahora derrumbada. Ello no ocurrió y en la madrugada siguiente la casa de Vannoni se derrumbó, lo que provocó heridas leves a dos de sus habitantes y al sereno de la obra en construcción.
Carozzi se mostró desconcertado ante la intimación de suspensión de la obra y aventuró el futuro entre rejas para el arquitecto.
El empresario sólo admitió que "humanitariamente vamos a ayudar a la familia que fue perjudicada como nosotros, pero no porque tengamos alguna responsabilidad". Consultado sobre la hipotética indemnización que le correspondería a la familia Vannoni, Carozzi se desentendió y no descartó que él también reclamara una recompensa al sentirse víctima.
Según el gobierno porteño, la obra había construido y proyectado metros que exceden el permiso acordado. En cambio, el gerente administrativo de Credil, Luciano Testoni, dijo que "habría que prestar atención a los fenómenos meteorológicos que superan las previsiones que uno pueda tomar".
"Se tomaron todos los recaudos, pero hubo cosas que los superaron porque, en este caso, no sirvieron las previsiones que normalmente funcionan", precisó a Radio Del Plata, en una reacción diferente a la asumida por el dueño de la empresa en la que trabaja .
Testoni señaló que "la semana pasada fueron dos ingenieros del Gobierno porteño y no objetaron la obra" y añadió que "el lunes fueron de nuevo y dejaron una notificación con indicaciones de parámetros que había que cumplir en la obra". "Pero, por las condiciones del tiempo, fue muy poco lo que se pudo hacer", aclaró.
Las polémicas en torno a la firma Credil no nacieron ayer. Vecinos de diferentes localidades de la provincia de Buenos Aires mantuvieron con la firma de Carrozi controversias judiciales, a raíz de supuestos casos de usura.