Si bien la cuarentena de 2020 diseñada contra el coronavirus impuso un alto costo a la salud física y mental, hubo un particular rubro en el que la falta de clases y de contacto entre los chicos trajo una consecuencia positiva: la prevalencia de pediculosis en Argentina cayó violentamente: pasó del 70 al 44%. Ese dato resalta del primer estudio específico realizado para medir el impacto de la pandemia sobre la dinámica poblacional de los piojos de la cabeza. Y lo realizaron investigadores argentinos que trabajan en el Centro de Investigaciones en Plagas e Insecticidas (Cipein), que depende del Conicet y de la unidad de investigación para la defensa.
“En años anteriores la incidencia de pediculosis suele rondar –según los colegios– entre el 60 y el 70% de los chicos. Pero durante la cuarentena y el aislamiento de 2020 cayó al 44%, le dijo a PERFIL el doctor Ariel Toloza, coordinador del estudio e investigador del Conicet en el Cipein. Y agregó: “La información es confiable y muy reciente: en enero de este año publicamos las conclusiones del relevamiento en una prestigiosa revista científica”.
Debido al cierre de las instituciones educativas, el grupo del Cipein debió adaptar su metodología de investigación a los tiempos de pandemia. “En años anteriores hacíamos los relevamientos en forma presencial, yendo a las escuelas. Pero en 2020 tuvimos que cambiar la metodología de trabajo y diseñamos un sistema de encuestas online para que los padres pudieran compartir lo que pasaba en sus familias con el tema en un año tan particular en el que los principales factores de contagio estuvieron ausentes”. En total analizaron 627 encuestas, difundidas a través de las redes sociales, que les permitieron cubrir una población de 1.118 niños de entre 3 y 14 años de todo el país.
Durante la cuarentena y el aislamiento la incidencia de pediculosis cayó al 44 %
Analizando los números de 2020, el equipo del Cipein comprobó un dato importante. “Nos llamó mucho la atención confirmar con qué medidas simples podría mejorarse el problema de las infestaciones de piojos, incluso en épocas normales, no pandémicas”. Lo que encontraron los expertos es que este año los padres lograron controlar el tema incluso si hay dos chicos conviviendo en la casa. En años anteriores esa eficiencia en el control solo se lograba si había una única criatura en el hogar. Según los expertos esta caída en la incidencia se debe, en buena parte, al aislamiento pero también al mayor tiempo “libre” de los padres en los hogares, lo que facilita el tratamiento preventivo mediante el uso del “peine fino” y la higiene cotidiana.
Antes del encierro, la prevalencia de piojos en hogares con un niño era de 50%, mientras que en hogares con dos, tres o más niños los valores ascendían al 80%.
Para el ciclo lectivo que ahora comienza, las previsiones del Cipein indican que “en 2021 seguramente tendremos un alza en la tasa de incidencia respecto a 2020, simplemente porque volverán las clases presenciales. Pero, debido a los protocolos de burbujas, no prevemos alcanzar las altas cifras de 6 o 7 chicos con piojos de cada 10, que es lo que se registraba normalmente”.
Coordinación
Según Toloza, el análisis de los datos obtenidos durante los meses en que los pequeños estuvieron recluidos en sus hogares permite diseñar mejores políticas de salud y de control de los piojos para cuando regrese la actividad social y educativa de total normalidad.
“Una medida posible es coordinar el control de las cabezas de los chicos para un momento determinado. Eso se puede organizar desde la misma escuela. Si todos los padres desinfestan en la misma semana a todos los chicos de un grado, se logra bajar la tasa de infestación y luego –debido al sistema de burbuja en el que interactuarán este año– se logra que el todo grupo mantenga la baja incidencia”. Es un protocolo relativamente simple de seguir y una medida económica y segura. Y, según los expertos, “contribuiría a reducir bastante esta tradicional problemática”.
Nuevas lociones antipiojos
En la antigua lucha entre los padres y los piojos, la creciente resistencia de estos ectoparásitos fue inclinando el campo de batalla hacia su lado. En el combate los padres recurren a diversas recetas caseras y shampoos con productos químicos que, con el paso de los años, fueron perdiendo su eficacia. “Tradicionalmente se usan compuestos en base a la permetrina, pero los piojos fueron haciéndose resistentes a su acción”. Para intentar otra opción, desde el Cipein pusieron a punto una nueva formulación basada en la suma de diversos extractos de plantas aromáticas comunes. “Las combinamos, además, sobre una base acuosa, lo que les facilita mucho a los padres su utilización cotidiana”, contó Toloza.
El producto desarrollado por los expertos del Conicet está listo para ser ensayado en escala y luego transferido a algún laboratorio que quiera comercializarlo. “Pero, por ahora, la pandemia ha ido postergando el concretar esta transferencia de tecnología “antipiojo” que logramos poner a punto”, finalizó el experto.