SOCIEDAD
predominan los militares y juristas hombres

En la ‘Reina del Plata’, sólo el 3% de las calles tiene nombre de mujer

Son 59 de las 2.165 arterias que tiene la Ciudad. La mayoría está en Puerto Madero, el último barrio en formarse. Historiadores dicen que los vecinos son los más reticentes a los cambios. Galería de fotos

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Son 59 de las 2.165 arterias que tiene la Ciudad. La mayoría está en Puerto Madero, el último barrio en formarse. Historiadores dicen que los vecinos son los más reticentes a los cambios. | toledo

Si bien a la Ciudad de Buenos Aires se la conoce como la Reina del Plata, la impronta de la nomenclatura de sus calles, avenidas y pasajes refleja un sesgo desigual. De los 2.165 nombres que identifican a las arterias porteñas, sólo 59 de ellas están dedicadas a las mujeres. Es decir, el 2,7%. El resto de los nombres se divide entre militares, donde predominan generales, coroneles y capitanes con 336 denominaciones, juristas (127), políticos (85), fechas de batallas (76) y escritores (67), entre otros.  En el listado también figuran ciudades y países, sacerdotes, marinos, médicos, deportistas y hasta una canción, Caminito, en el barrio de La Boca. También hay espacio para nombres que pueden llamar la atención a propios y extraños. Como por ejemplo los pasajes Caperucita, en Parque Chacabuco, al Alfabeto, cerca del Parque Centenario o El Refrán, en Parque Patricios.

Los historiadores porteños coinciden en señalar que las razones de ese desequilibrio hay que buscarlas en el rol secundario que se le asignaba a la mujer a mediados del siglo XIX y principios del XX, época en la que se formalizó la denominación de las calles. Si bien en aquellos años se tuvieron en cuenta a mujeres de la talla de Manuela Pedraza, Juana Azurduy, Remedios de Escalada, o Martina Céspedes, salvo excepciones, como el cambio de la Avenida del Trabajo por el de Eva Perón en 1991, hubo que esperar hasta 1995 para que mujeres destacadas tuvieran su reconocimiento.

Ese año, y a partir de una resolución del ex Concejo Deliberante, las calles de Puerto Madero fueron bautizadas con nombres femeninos. “Noté que las calles se prolongaban del otro lado del corredor Madero-Huergo con el mismo nombre que tenían, es decir, Viamonte, Perón, Sarmiento o Belgrano. Les propuse a los bloques parlamentarios de aquellos años que las calles y espacios públicos del nuevo barrio tengan nombres de mujeres. La aceptación fue unánime”, recuerda Leticia Maronese, autora del libro Mujeres y calles, Nomenclatura porteña y ex integrante de la Comisión Permanente de Nomenclatura Urbana.

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Cómo se bautizan. Los nombres de las calles porteñas son regulados por la Ley 83/98 de la Legislatura. Allí se fijan los lineamientos que se deben seguir a la hora de denominar una arteria. Su artículo 5 sostiene, por ejemplo, que no se puede designar una calle o un espacio público con el nombre de una persona antes de transcurridos diez años de su fallecimiento o del hecho histórico que quiera honrar. “La nomenclatura es el escenario más económico y menos comprometido de una ciudad para realizar un homenaje”, asegura Alberto Piñeiro, director del Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio de Saavedra. “En Buenos Aires las calles se identifican desde la época colonial. Con las ordenanzas municipales de 1893 y 1904, y luego de que se sumaran los barrios de Flores y Belgrano a la Ciudad, se establecieron la mayoría de los nombres actuales (ver aparte).

Un punto clave en el tema nomenclatura tiene que ver con los cambios de nombres de acuerdo a los vaivenes de la política nacional. De todas maneras, son resistidos por los porteños, sobre todo por el sentido de pertenencia con la calle donde vive. Uno de los más polémicos fue el de Cangallo por el de Presidente Perón. “La nomenclatura porteña tiene sus grandes olvidados, como Juan Manuel de Rosas. Buenos Aires es una ciudad muy ‘unitaria’ en ese sentido. Por una ley votada en la Legislatura, el futuro Paseo del Bajo debería llamarse así”, asegura Diego Zigiotto, autor de Las mil y una curiosidades de Buenos Aires. “Hay nombres que son patrimonio histórico y no se pueden cambiar”, agrega.