El problema existe desde hace varios años: en la ciudad de Buenos Aires faltan docentes, en especial, de materias “duras” como Matemática, Física, Química, Educación Tecnológica. También de lenguas extranjeras, sobre todo Francés, Chino e Inglés. La situación se repite también en Plástica, Música, y Teatro, entre otras. Si bien los cargos a cubrir se dan en todos los niveles del sistema educativo porteño, la falta se acentúa en la secundaria. Para cubrirla, se incorporó al sistema docentes extranjeros.
En la ciudad trabajan unos 55 mil docentes: de ese total, 1.307 son extranjeros. “La nacionalidad que más creció en los últimos tres años fue la venezolana: casi un 50%. Pasó de unos 100 docentes en 2017 a 153”, aseguró Manuel Vidal, subsecretario de Carrera Docente del ministerio porteño. “El maestro porteño es uno de los profesionales peor pagos de la ciudad”, agregó. La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), en tanto, asegura que “la realidad indica que, aunque el gobierno lo presente como falta de vocación y que los profesorados no son competitivos, la falta se da por los bajos salarios que se pagan”, afirmó su titular, Eduardo López.
El top five de educadores de otros países está conformado por peruanos (239), bolivianos (202), paraguayos (172), uruguayos (155) y venezolanos (153). En sexto lugar aparecen los docentes de nacionalidad colombiana, con 90 maestros. También figuran 21 franceses y 17 españoles. El resto se conforma con docentes de Chile, Ecuador, Estados Unidos, Rusia, China y México (ver infografía). Para dar clases en el ámbito porteño, los extranjeros –al igual que los argentinos– deben anotarse en el sistema de inscripción online de la Ciudad y esperar hasta ser convocados al acto público. Allí presentarán sus títulos, que antes deben ser legalizados por el Ministerio de Educación de la Nación. Y además, pueden hacer un curso de ciudadanía e idiosincrasia argentina.
Historias. Thibault de Fontainieu tiene 40 años, y llegó al país hace ocho. Desde 2016 da clases de Francés en escuelas secundarias, y recaló en el Comercial 31 de Palermo. Estará al frente de primer año. “Tras validar mi título, no fue difícil encontrar trabajo. Se nota la falta de profesores en este rubro”, aseguró el docente parisino. “Al principio no fue fácil enfrentar al curso, pero con el tiempo fui conociendo a los chicos y todo se solucionó. Aquí pude desarrollarme como profesor, algo que no ocurre en todos lados”, agregó.
Nuvia González y Bárbara Rodríguez llegaron de Venezuela a fines de 2017. Además de amigas, son profesoras de Teatro egresadas de la Universidad de Artes de su país. También son docentes de séptimo grado de distintas escuelas porteñas y participan del programa de verano Escuelas Abiertas. Nuvia da clases en Flores y Lugano. Mientras que Bárbara lo hace en Monte Castro, Villa Real y Villa Urquiza.
“Fui profesora de Teatro en Venezuela, por lo que no me costó estar al frente del aula. Igual, el primer día tenía mucha ansiedad. Dar clases en escuelas de distintos barrios me permitió conocer las diferentes realidades en las que viven los niños de esta ciudad. Lo único que me costó aprender fueron los nombres de las cosas, como por ejemplo birome, mochila, campera, marcadores. En este sentido, los niños fueron mis maestros”, señaló divertida González. Nuvia, en tanto, agregó que luego de presentar su título y hacer un coloquio con las autoridades educativas, se sumó al sistema porteño. “Desde el primer día tuve una muy buena receptividad, tanto de los chicos como de los profesores. Fue algo motivador ya que vine sola desde mi país”, aseguró.
Con 19 años viviendo en la ciudad, marido e hijo argentinos, María Isabel Salinas es la “más porteña” de los docentes extranjeros. Es licenciada en Matemática y, tras revalidar su título de la Universidad de Granada, comenzó a dar clases en 2016. Está al frente de los tres primeros años de la Escuela 13 de Liniers. “Es un colegio muy interesante, con una comunidad educativa muy heterogénea. Concurren chicos del barrio, pero también de Ciudadela, Fuerte Apache, y varios futbolistas del club Vélez Sarsfield, que está cerca del colegio”, afirmó la docente española. “Lo primero que me preguntan cuando me presento es si, por ser española, conozco a Messi”, contó entre risas generalizadas. Respecto del trato con sus pares y los alumnos, María Isabel señaló: “Nunca me sentí discriminada, al contrario: llegué a este país de grande y me dio la oportunidad de trabajar en lo que me gusta, que es dar clases ”.
Por último, Karol Torres Hernández, de Colombia, da clases en quinto año en el Liceo 9 de Belgrano. Su materia es Artes Visuales y Multimedia, y su historia es diferente a la de sus colegas. Empezó su carrera siendo preceptora hasta revalidar su título para poder participar de un acto público. “Después de ese trabajo, empecé enseñando Tecnología en el nivel inicial tanto a los chicos como a los docentes. Después tomé un cargo en el nivel medio. Lo primero que noté cuando tomé el cargo fueron los tiempos que se manejan aquí, menos vertiginosos a los de Colombia. A los chicos les llama la atención cuando les cuento que en mi país a los 17 años ya están cursando el cuarto semestre de la universidad, a los 21 terminan la carrera y se inscriben en las maestrías para recibirse a los 24 y salir a trabajar en la profesión”, señaló, por último, Karol.