El miércoles, cerca de las 10 de la mañana en la frontera de Cariló, mientras muchos disfrutaban de una mañana a puro sol en la playa, Jorge Gottig (43) y sus amigos se preparaban para el almuerzo. Es que ese día tenían pensado un menú especial que llevaría bastante tiempo de preparación. Así, entre sus camionetas 4x4 y los cinco gazebos para todas las familias dispusieron las dos parrillas portátiles y a un costado clavaron la cruz, prendieron el fuego y empezaron a preparar el lechón que disfrutarían al mediodía con los demás.
“Vinimos todo el mes y cada día mi papá y los amigos nos cocinan algo distinto, desde el lechón a la cruz de esta semana, hasta pollo al disco, hamburguesas a la parrilla, asado, milanesas, depende el día. Somos varias familias que nos juntamos y comemos acá todos juntos”, cuenta Oriana, hija de Jorge.
Es que como ellos, cada vez son más los que eligen la zona de fronteras en la costa, en Cariló, Gesell y Pinamar, y trasladan el clásico asado de verano a la arena, ya sea para compartir al mediodía o incluso a la noche, extendiendo así el día de playa hasta el final.
Así es el paisaje típico de la frontera, donde se arman estos “paradores privados” en los que abundan las camionetas, los gazebos, los cuatriciclos. Y donde lo clásico era el fogón al atardecer, con grupos de amigos o familias dispuestas alrededor del fuego, ahora también se suman parrillas y chulengos de todos los tipos y tamaños, con todos los elementos listos para preparar el fuego y tirar la carne a la parrilla.
“La experiencia es hermosa, porque estás en la playa, descansando, tomando sol. Es como estar en tu casa, pero al aire libre y con la naturaleza ahí”, dice Marcos Mancuso (28), de Canning, mientras prepara un asado en Playa Virgen, en la frontera entre Villa Gesell y Pinamar, junto a su familia y una pareja de amigos.
Experiencia. “Acá siempre vemos gente que prepara asados, así que nosotros también empezamos. Nos pareció una experiencia espectacular, sobre todo para el que le gusta hacer asados. Depende el día vamos variando el menú, pero hacemos hamburguesas, asados, chivitos. Prendemos el fuego y ponemos la carne; es una experiencia hermosa”, resume, mientras da vuelta la carne, recién salido del mar.
En la misma playa, Gonzalo Román (28) descansa con amigos con los que llegó de Ituzaingó, que también se sumaron a la tendencia de los asados “on the beach”. “Nosotros vinimos con la idea de hacer un asado en la playa para Año Nuevo, pero ese día no nos animamos a prender el fuego. Acá vimos que había varios con parrillas así que hicimos uno ahora por primera vez. Lo hicimos a la tardecita, y la verdad que fue muy lindo, sobre todo porque la noche se re prestó”, cuenta.
Y si bien en el imaginario social muchas veces el asado se piensa como una actividad masculina, las mujeres al frente de las parrillas ya no son una excepción. Y en la playa, tampoco. “El asado en la playa es lo más. Nosotras vinimos con dos gazebos, tomamos sol, charlamos de todo, nos tomamos algo y prendemos el fuego, nos comemos un asado y hablamos de todo. No vimos muchos grupos de mujeres solas, la mayoría son hombres, pero igual nos encanta”, dice Estela Esperanza (29), también de Canning, que con su suegra, su cuñada y una amiga eligieron un día sin maridos para el asado.