El mar nuevamente será una fiesta ya que el domingo 2 de febrero en la Playa Popular II tendrá lugar la trigésimo sexta Ceremonia en Honor a Iemanjá, una fiesta que convoca a miles de personas y que, como cada año, organiza el babá Hugo Watenberg, director espiritual y presidente del Reino de Iemanjá Bomí en Mar del Plata.
La fiesta comenzará a las 19.30 con la atractiva formación de fieles provenientes de Argentina, países limítrofes y Cuba, vestidos con los trajes blancos típicos de la religión africana y que portan la ya famosa imagen de Iemanjá y las barcas con ofrendas. Encabezarán la procesión que partirá desde el playón del Provincial junto a la pileta cubierta hacia la Playa Popular II. En el marco de los preparativos, Watenberg dialogó con PERFIL.
—¿Cómo surgió hacer esta ceremonia en Mar del Plata?
—Iemanja se celebra internacionalmente el 2 de febrero y el 1 de enero en Río de Janeiro, Brasil. La ceremonia a Iemanja en Mar del Plata empezó a llevarse a cabo desde 1984 con apenas 12 personas vestidas de blanco ofrendando a Iemanjá en la playa, observadas por cuatro patrulleros que no estaban ahí para protegernos sino para ver qué hacíamos. En aquel entonces éramos muy pocos los que nos animábamos a celebrar esta ceremonia pública en las playas. Después la hicimos en diferentes balnearios, primero en el puerto, luego Constitución y al llegar a Varese la convocatoria había crecido por la transmisión de boca en boca. Después de una nota, la repercusión fue muy grande y positiva; no sólo del público general, sino también por diferentes referentes de la cultura. Por eso, se decidió enviar un proyecto al Municipio de General Pueyrredón para solicitar un permiso para realizar la ceremonia en sus playas. Desde muy pequeño siento una gran fascinación por Mar del Plata, por ello desde mis inicios como religioso africanista ofrendo a Iemanjá en estas playas. Con el tiempo vi en la ciudad una gran riqueza de diversidad multicultural y visión pluralista, cosas que me llevaron a celebrar a Iemanjá aquí. En 1998 el profesor Elio Aprile, que era el intendente, por un decreto autorizó la ceremonia a Iemanjá el primer domingo de febrero de cada año en la Playa Popular y su procesión por la Rambla de manera permanente.
"Lo significante de la procesión es la unión. Caminar juntos pidiendo amor y protección de manera igualitaria y equitativa", dice Hugo Watenberg.
—¿Qué significado tiene la procesión, las ofrendas, cada momento del ritual?
—Lo significante de la procesión es la unión, más allá de lo estético y cultural. Caminar juntos pidiendo amor y protección de manera igualitaria y equitativa porque en procesión van las barcas ecológicas con las ofrendas de frutas, flores, perfumes y miel llevadas por los religiosos, pero todas las personas, sean de cualquier religión, etnia, orientación política, social o género, pueden dejar su pedido, nota o carta en la barca y caminar como hermano a pedir la protección y el cuidado de nuestra Madre Iemanjá. Ya en la orilla de la Playa Popular II tiene lugar la “Roda” -círculo de fieles que enmarca el altar con Iemanjá presidiendo las ofrendas, barcas y flores- luego al toque de batuque con las rezas de Orixás, bendición de las aguas y danzas para culminar con la entrega de las barcas con ofrendas en el mar y paso bajo el Alá de los presentes que así lo desean para su protección. Quienes terminan de entregar las barcas al mar son guardavidas y la Prefectura controla la seguridad. Las barcas están coladas, no clavadas ni realizadas de ningún material que no sea ecológico que pueda agredir al mar o a los peces, y eso para nosotros es fundamental. Antes de expedir las barcas controlamos que no queden envolturas de plástico o vidrio y una vez terminada la ceremonia, limpiamos y juntamos todos los elementos que puedan haber ensuciado la playa.
—¿Se pueden pedir deseos a Iemanjá?
—Iemanjá escucha los pedidos de todas las personas sin discriminación. A Iemanjá se le puede pedir amor, alegría, protección, serenidad, abundancia, libertad, felicidad y todo aquello bueno que una madre quiere y desea para sus hijos e hijas.
—¿Qué significado tiene la vestimenta blanca tan característica y protagonista de esta ceremonia?
—Nos vestimos de blanco para honrar al Orixa padre de nuestra religión Oxala es la fuente generadora de energía del Astral y el blanco es la vía de llegada de esa energía creadora. El blanco es su color así como el color celeste es de Iemanja, y cada Orixa tiene su color. Entonces pedimos su bendición portando el color blanco como símbolo de respeto y solicitando su protección.
La cita será el domingo 2 de febrero a las 20. La ceremonia cuenta con la declaración de Interés Cultural de la Secretaría de Cultura de General Pueyrredon, la de Interés Turístico del Emtur, la Declaración de Interés Provincial del Ministerio de Turismo de la Provincia y de la Secretaría de Derechos Humanos; reconocida por INADI por celebrar la diversidad y tiene el aval de la Defensoría del Pueblo.
Desde sus inicios hasta hoy no sólo fue creciendo en nivel de convocatoria y de interés público general en todo el país, sino que también debido a su trascendencia mundial, siendo la segunda de mayor popularidad en Latinoamérica, viajan investigadores, antropólogos, historiadores y sociólogos de todas partes del mundo especialmente para participar de esta jornada. Hay dos libros que hacen referencia a este encuentro: “El Don de la Ubicuidad” de la antropóloga Renee de la Torre y “El Tango de los Orixas” de Maïra Muchnik. Anualmente más de 10.000 personas pueden disfrutar de este momento único y especial.