Un escándalo se desató en San Juan el pasado fin de semana cuando el presbítero de la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús de Rawson, José 'Pepe' Ortega renunció después de ser escrachado en las redes sociales. El religioso fue descubierto cuando intentó seducir a través de Whatsapp a un joven y concretó con él un encuentro sexual.
Los chats entre el sacerdote y el joven fueron difundidos por la cuenta de Facebook Triqueta Diversx. "Hace unos días un amigo nos escribió que estaba recibiendo mensajes a altas horas de la noche de alguien que le decía 'somos amigos en facebook, saqué tu número de ahí', resultó ser un conocido cura de San Juan: Pepe Ortega", se explicó en el posteo en el que se adjuntaron las capturas de las conversaciones que mantuvieron con el presbítero.
En las 36 capturas de pantalla de la conversación se puede ver como Ortega habló con Lisandro (nombre falso) que era un supuesto joven estudiante de Relaciones Públicas. El diálogo comenzó de forma inocente pero el tono subió hasta que el sacerdote compartió fotografías en ropa interior. Finalmente, concretaron un punto de encuentro en el que el religioso se presentó con su auto.
Desde el Arzobispado enviaron un comunicado en el que se informó que el obispo de San Juan, Jorge Lozano, aceptó la renuncia de Ortega. Desde la Iglesia local compartieron un video en el que el sacerdote reconoció su error y pidió disculpas.
"Quiero comunicarles que debido a una mala conducta mía, que no corresponde a un sacerdote, he usado las redes de una manera indebida, haciendo propuestas que no corresponden a mi condición de célibe y como esto ha tomado estado público y ha provocado escándalo y se ha viralizado es que he tomado la decisión de renunciar como párraco y también a todas las tareas y oficios que se me han encomendado dentro de la iglesia. Les pido que se queden con lo bueno", sostuvo Ortega.
"Al principio pensé que le habían robado el celular al padre y que estaban tratando de mancharlo, pero cuando escuché sus disculpas se me heló la sangre", declaró María Graciela, una de las vecinas del barrio Güemes, en diálogo con el Diario del Cuyo. "Estamos decepcionados. Es un sacerdote muy amable y siempre dispuesto a ayudar. Nos cuesta creer, pero tenemos que entender que todo es verdad", manifestó otra vecina.
B.D.N. C. P.