El olor a hospital es inconfundible, pero mezclado con humo y gases lacrimógenos se vuelve único. Una combinación que pocos tuvieron la ocasión de experimentar, y que probablemente los médicos y pacientes del Borda no puedan olvidar jamás: decidido a avanzar con el Centro Cívico, una obra que Mauricio Macri espera que sea el emblema de su gestión, el Gobierno porteño reprimió con la Policía Metropolitana al personal que intentaba evitar que se demoliera el Taller Protegido 19. El resultado fue de al menos treinta personas heridas, incluyendo a policías, pacientes, legisladores y periodistas que estaban en el lugar.
Los primeros enfrentamientos comenzaron cerca de las 9 de la mañana, cuando un grupo de trabajadores de la asociación gremial ATE quiso ingresar al predio, cercado por 450 efectivos de la Policía Metropolitana, para evitar su demolición. Algunos manifestantes arrojaban cascotes al cuerpo de infantería que respondió con palazos, gases y balas de goma. Pero ni las corridas, ni los gritos, ni los piedrazos detuvieron a las topadoras del Ministerio de Desarrollo Urbano: menos de dos horas después, donde estaba el edificio no quedaban más que escombros.
Pacientes psiquiátricos deambulaban por el patio interno del hospital. Uno de ellos arengaba a los manifestantes subido a un árbol, mientras los médicos recorrían el lugar para intentar llevarlos dentro del hospital. Quince minutos después, los trabajadores se habían replegado. Y policías vestidos de civil levantaban prolijamente todos los cartuchos que habían quedado en el piso como resultado de la balacera.
Comenzaron entonces a llegar empleados de otros hospitales y gremialistas de otros sindicatos. En pocos minutos la tensión volvió a subir. Otra vez gritos, insultos y piedrazos. Y otra vez balas de goma, palos y gases.
“Puto, dejá de filmar”, insultó una policía a un periodista desde atrás del escudo transparente, mientras lo atacaba a palazos. No fue el único caso, ni el más grave: Pepe Mateos, fotógrafo de Clarín, fue detenido y esposado. Posteriormente fue liberado, pero cuando volvió al trabajo recibió un balazo de goma en la mandíbula. También fue herido el camarógrafo de C5N Mario Ricci, que debió ser intervenido quirúrgicamente. Además, resultaron lastimados al menos otros cuatro periodistas.
Legisladores de casi todos los bloques opositores pidieron hablar con Horacio Giménez y Ricardo Pedace –jefe y subjefe de la Metropolitana–, que comandaban el operativo en el lugar. Algunos de ellos también fueron agredidos. Fabio Basteiro (Proyecto Sur) recibió dos impactos de balas de goma, mientras que Alejandro Bodart (Proyecto Sur) fue golpeado con palos y trasladado al Hospital Santa Lucía. La legisladora Gabriela Alegre (FpV) recibió una descarga de gas en la cara y salió llorando de lo que ya era un campo de batalla.
La tregua duró poco y al mediodía empezó el tercer enfrentamiento. Para entonces, ya se había unido la organización Quebracho y la agrupación de artistas de la Sala Alberdi. Las piedras volaron con más fuerza, algunos manifestantes tiraron abajo parte del vallado metálico de la obra, que utilizaron como trinchera. Según indicó el Gobierno porteño, 13 efectivos resultaron heridos, uno con una fractura de cráneo y dos con desprendimiento de retina. Fueron detenidas ocho personas, que ya fueron liberadas.
La Asociación de Psiquiatras Argentinos contabilizó diez pacientes y siete profesionales de la salud heridos. Graciela Booth, psicóloga del Borda, declaró al canal de noticias TN que una enfermera terminó en terapia intensiva. “Algunos enfermos se sacaron la ropa en su delirio y (los policías) interpretaron que les hacían burlas y les dieron palos también”, agregó.
En la primera conferencia de prensa de la tarde (ver recuadro), la vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal, aseguró que la represión fue en respuesta a la acción violenta de ATE para impedir la demolición del taller. “Nunca previmos que iba a haber tal nivel de agresión hacia la Policía”, sostuvo. El ministro de Seguridad y Justicia, Guillermo Montenegro, prometió que la acción de la fuerza sería investigada, aunque aseguró: “La policía fue para custodiar a los trabajadores de la obra. Sufrieron una hora de agresión constante, y luego actuó porque se estaba cometiendo un delito”.