SOCIEDAD

Fugas de película

El escape de Ezeiza quedará registrado entre los más espectaculares de la historia.

 La fuga más famosa de Alcatraz fue en 1962, en parte porque nunca volvió a saberse nada de los tres reclusos y porque, tras ese incidente, el gobierno ordenó el cierre de la prisión.
| AFP

La fuga de trece reclusos de la cárcel de Ezeiza quedará registrada como una de las más numerosas de la historia argentina y entre las más espectaculares del la historia mundial reciente. Helicópteros, cucharas, balsas hechas con barriles, uniformes y armas falsos y mucha audacia son los ingredientes secretos de escenas que, incluso, inspiraron a las grandes mentes de Hollywood.

ARGENTINA. Guillermo Patricio Kelly fue uno de los personajes más polémicos de la política argentina del siglo XX y un "maestro" en el arte de la fuga de cárceles. Fue encarcelado tras el golpe del 55 y se escapó de la cárcel de Río Gallegos junto con el que luego sería presidente de la República, Héctor Cámpora. Volvió a escapar de otra cárcel de Chile vestido y maquillado como una mujer.

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Sin embargo, ninguna fuga carcelaria en nuestro país fue tan asombrosa y trágica como la protagonizada por un grupo de presos políticos de la cárcel de Trelew en 1972. Dicho escape masivo terminó sin éxito y de la peor manera posible: 19 presos no lograron alcanzar la aeronave que los llevaría a Chile, fueron interceptados y fusilados por orden del presidente. Apenas seis pudieron escapar el país vecino.

LIBBY (1864). Se dice que prisión de Libby (EE.UU.) era la más segura de todas a las que se destinaban los presos durante la Guerra Civil norteamericana, pero fue, curiosamente, escenario de la más famosa -y exitosa- fuga de presos de su tiempo. La noche del 9 de febrero de 1864, unos 15 soldados, dirigidos por el coronel Thomas E. Rose y el general Hamilton, cavaron un túnel desde el sótano de la prisión hasta un terreno situado fuera de la cárcel. Dos semanas después vieron luz, y 109 soldados consiguieron huir a la ciudad de Richmond. Otros 48 soldados fueron recapturados.

OHIO (1934). John Dillinger, uno de los ladrones de bancos más famosos de la historia, estuvo implicado en varias fugas violentas en los años 30. En 1934 fue llevado a una cárcel de Indiana, a la espera de su juicio por el asesinato de un policía. Esa era, según las autoridades, una prisión “a prueba de escapes”, pero no contaban con la astucia de Dillinger, quien se fugó dos meses después en el auto de la “sheriff” Lillian Holey. Se cuenta que había logrado reducir a los guardias con una pistola falsa que él mismo había tallado en madera. Meses después cayó abatido a tiros, curiosamente al salir de un cine. Se filmaron varias películas recreando a la vida y la fuga de este ladrón, entre ellas “Public Enemies”, protagonizada por Johnny Depp.

ALCATRAZ (1962). Si bien se consideraba que Alcatraz, construida para albergar a los criminales más violentos de Estados Unidos en una isla en la bahía de San Francisco, era a prueba de fugas, quedó varias veces demostrado que no era así. La fuga más famosa de Alcatraz fue en 1962, en parte porque nunca volvió a saberse nada de los tres reclusos y porque, tras ese incidente, el gobierno estadounidense ordenó el cierre de la prisión. En aquella ocasión, Frank Morris, Clarence y John Anglin huyeron sin dejar rastros, salvo algunas pertenencias, por un hueco en los muros hecho con cucharas. Finalmente se escurrieron a través del sistema de ventilación y escaparon en una balsa hecha de barriles, alambres e impermeables viejos.

ESPAÑA (1938). La huida más multitudinaria de una cárcel en Europa ocurrió en Pamplona (España), el 22 de mayo de 1938 y en plena Guerra Civil. A la hora de la cena, una docena de reclusos desarmó a los guardias y tomó el control de diversas dependencias del penal, hasta abrir las puertas para facilitar la fuga de los 2.487 presos. Hasta un total de 2.500 presos republicanos tuvieron la oportunidad de huir ese día, aunque la mayoría no se atrevió a salir por temor a los castigos. De entre ellos, 795 prisioneros intentaron fugarse pero solamente 3 lo lograron con éxito llegar a Francia. Los demás murieron en el intento o fueron apresados de nuevo y otros 14 fueron juzgados como promotores de la fuga y ejecutados.

LONDRES (1957). Gerard era un sacerdote jesuita que después de escribir a simpatizantes católicos y de insertar pistas secretas en cada carta, escondidas con una tinta invisible de su propia invención, se abrió paso a través de las piedras alrededor de la puerta de su celda, se escabulló sorteando a los guardias del corredor, y alcanzó un alto muro que daba a un foso. En el río Támesis lo esperaba un bote de remos hasta el que llegó de forma cinematográfica: deslizándose por una cuerda. El religioso había escapado de la mismísima Torre de Londres y nunca más se supo de él.

MEXICO (1971). La fuga más espectacular registrada en una prisión mexicana fue la del estadounidense David Kaplan, quien logró escapar del penal de Santa Martha Acatitla a bordo de un helicóptero que un cómplice aterrizó en uno de los patios de la cárcel. Kaplan huyó el 18 de agosto de 1971 ante la mirada atónita de reclusos y celadores. Nadie hizo la señal de detener a Kaplan y su amigo, el venezolano Carlos Contreras Castro. Sólo tardaron 90 segundos en correr, subirse al aparato por una escalerilla de sogas y emprender el vuelo sin que ningún guardia hiciera nada por evitarlo.

ESTAMBUL (1975). Sentenciado a 30 años en una cárcel turca por contrabando de drogas en 1970, el estadounidense Billy Hayes, de 22 años, logró enfrentarse con un guardia, robar su uniforme y escapar a través de una furiosa tormenta hasta la costa. Corrió sin perder de vista la línea de costa y llegó a Bursa, donde buscó habitación en un modesto hotel y se tiñó el pelo de negro. Caminó a través de media Turquía y, finalmente, nadó a través de un río furioso para llegar a Grecia. Esta espectacular huida inspiró la película “El expreso de medianoche”.

IRÁN (1979). El 11 de febrero de 1979, un empleado iraní de la empresa Electronic Data Systems Corporation condujo un motín en la prisión Ghasr de Teherán con el fin de rescatar a dos compañeros de trabajo de nacionalidad estadounidense. Otros 11.000 presos aprovecharon esta situación, que se convirtió en la fuga carcelaria más grande de la historia mundial.

FRANCIA (2001). Pascal Payet fue uno de los criminales franceses más ocurrentes que se recuerdan. Sobre todo porque sólo a él se le ocurrió escapar de la cárcel de Luynes (donde cumplía 30 años de condena por asesinato) en un helicóptero. Prófugo durante seis años -durante los cuales tuvo tiempo de organizar la fuga de tres amigos que hizo en la cárcel- fue recapturado y encarcelado en Grasse, una cárcel de alta seguridad. Desde allí escapó nuevamente en julio de 2007, también en un helicóptero. El artefacto, secuestrado junto con su piloto en Cannes, había aterrizado en el techo de la penitenciaría, desde donde tres hombres armados iniciaron la búsqueda de Payet.

LIBIA (2013). En la que puede ser catalogada como una de las fugas más grandes en la historia mundial, más de 1.000 presos escaparon hace menos de un mes del penal de Koyfiya, Bengasi, uno de los lugares más inestables de Libia. Las autoridades libias indican que la fuga de los reclusos -quienes purgaban condenas por delitos comunes- lograron escaparse tras amotinarse y reducir a los guardias. Lo que no se sabe es si recibieron ayuda externa.

(*) Especial para Perfil.com