Fue como en los viejos tiempos. Eligió minuciosamente a la prensa y hasta se dio el lujo de cortarle el teléfono a algunos que esperaban en la puerta que alguien les diera el paso. Ayer en una exclusiva zona de José Ignacio inauguró la Estancia Vik, un hotel boutique que tiene a Gaby Alvarez como director creativo. Él mismo repartió las invitaciones para el evento, camuflado a bordo de un coqueto Mini Cooper blanco.
Está condenado a dos años y medio de prisión por el homicidio culposo de Fernando Cicciari y Gloria Pérez del Cerro, ocurrido el 23 de enero de 2008. Para la justicia uruguaya quedó probado que fue el relacionista público el que activó el freno de mano cuando el auto que manejaba Blas, su asistente, circulaba a más de 130 kilómetros por hora por la ruta 10, camino a La Barra. Alojado en el penal de Las Rosas, ubicado en San Carlos, goza de 24 horas de salidas semanales y las aprovecha para trabajar en su imagen y reconstruir su influencia. En los últimos días de diciembre repartió tarjetas personales con su mail, un sugestivo “gabybrilla”.
Changa top. Lejos de su ex socio Leo Mateu, consiguió que los noruegos Alexander y Carrie Vik le encargaran “el diseño creativo” de su hotel. “No quiero saber más nada con hacer prensa”, le repetía a los íntimos. Y aunque formalmente no fue el encargado, fue evidente que había tenido que ver con la convocatoria. Dice que en estos once meses aprendió los códigos carcelarios, pero no olvidó sus viejos vicios de relacionista: Alvarez jugó a las escondidas con los fotógrafos, dejándose retratar pero sin querer posar y en estricto silencio. Recién se distendió cuando entró su hermano Ariel, que ha sido su principal apoyo desde que quedó preso.
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