SOCIEDAD
en defensa de greenpeace

Holanda lanza un proceso contra Rusia por los activistas detenidos

Camila. La joven de 21 años con compañeros de Greenpeace.
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El gobierno holandés llevará el caso de los activistas de Greenpace detenidos en Rusia a las Naciones Unidas, con el objetivo de intermediar por la liberación de los acusados, entre ellos los argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi, bajo los cargos de piratería.
“Los oficiales rusos serán ahora llamados para explicar su accionar ante una corte internacional, donde no podrán justificar los injustos cargos de piratería. Esperamos que la Corte esté de acuerdo con el presidente Putin, que ha dicho que los activistas de Greenpeace no son piratas”, dijo el consejero general de Greenpeace Internacional, Jasper Teulings.
La señal política de Holanda se suma a los dichos de expertos internacionales consultados por la ONG que sostuvieron que los cargos de piratería carecen de fundamentos.
Mientras tanto, Margarita Malig, la mujer de Hernán Pérez Orsi, ya tiene todo listo para viajar a Rusia a acompañar a su marido durante los dos meses de la detención. “Desde que me enteré que podía pasar un proceso de dos meses dije que me gustaría estar con él y acompañarlo. El se fue hace tres meses ya, y la nena es chiquita, es mucho el tiempo que se pierde”, cuenta a PERFIL.
Malig está esperando la confirmación de que allá podrá verlo, caso contrario, no viajaría. “Desde que está ahí no tenemos comunicación. Sé que le han llevado dulce de leche, libros, yerba y ropa abrigada”, agrega.
En pareja hace diez años, tienen una hija de un año. Ella es psicóloga y profesora de yoga y de pilates, y cuando su marido viaja ella acomoda sus horarios para que puedan estar juntos los meses que él está en Mar del Plata. Como tripulante de Greenpeace Internacional, Hernán suele estar tres meses viajando y tres meses en su casa. Este es su tercer embarque con la ONG.
“Yo creo que los tendrán dos meses, no me imagino que pueda estar quince años por trabajar en un barco o porque los chicos hayan colgado una pancarta en una planta petrolera”, dice. Pero agrega que ahora “todo es especulación”