SOCIEDAD
FENMENO

Hombres cada vez más jóvenes se animan a la estética con botox

En Argentina el promedio de edad de aplicación es insólito: está apenas en los 27 años.

Tom Cruise. El actor, que el próximo miércoles cumple 51 años, todavía luce un aspecto juvenil.
| Cedoc

En la sala de espera de un centro de estética del barrio de Belgrano hay un chico con traje que se llama Lucas. Tiene 24 años, es morocho y pareciera tener una estatura y un peso promedio. Pero, como confesará más tarde la directora del centro, él no está conforme con su cuerpo y está dispuesto a pagar más de $3.000 para eliminar sus arrugas y, además, sus “salvavidas”.

Como Lucas, cada vez son más los hombres que eligen la opción del centro de estética para verse mejor. Esta tendencia se instaló con fuerza en Europa y los Estados Unidos y ocupa un lugar cada vez más importante en nuestro país.

Ya en 2010, se calculaba que las consultas por tratamientos médicos por parte de hombres habían crecido un 41% en cinco años. Para la antropóloga social Bárbara Guerschman hay dos variables que se encuentran: “Por un lado, está la presión por la belleza estética y en contrapartida todos los negocios que surgieron para responder a esa presión”.

A su vez, los hombres que se someten a estas “refrescaditas” son cada vez más jóvenes. La edad promedio de aplicación de botox en la Argentina es de 27 años.

Inyección mágica. El tratamiento con toxina botulínica tipo A es comúnmente conocido por su marca registrada, Botox, y aparece en el género masculino como el más elegido entre la oferta de tratamientos. Los hombres que lo usan –y lo confiesan- creen que es ideal para eliminar arrugas, bolsas y ojeras.

Entre la principal ventaja que le encuentran aparece la rapidez del tratamiento y la ausencia de ningún tipo de proceso de recuperación. “Es un tratamiento que, bien hecho, también ofrece discreción”, agrega Daniel, un hombre de 40 años que se sometió al Botox.

Conocidas como “soluciones faciales antiage”, presentan varias ventajas por las que se convierten en la alternativa más solicitada. “Logra buenos resultados sin pasar por una operación, que implica postoperatorio, tiempo de reposo, medicación complementaria y, sobre todo, la evidencia de los rasgos modificados”, subraya el doctor Sergio Korzin, cirujano plástico y director de Lasermed. Para el cirujano plástico Julio Gustavo Ferreira “se recomienda, como máximo, cuatro aplicaciones por año (hay que dejar pasar al menos tres meses entre una aplicación y otra)”.

Macho argentino. “En los últimos cinco años aumentaron un 70% las consultas de hombres en nuestros centros”, afirma Griselda Seleme, especialista en Cirugía Plástica y Estética, Directora de Estética Seleme y Miembro titular de la Sociedad Argentina de cirugía plástica y reparadora. “Creo que los hombres han cuidado su aspecto siempre, se ve desde las esculturas de los hombres de Atenas, los reyes, los dandys. Antes estaba al alcance de un determinado nivel social, ahora es moda y un comercio”, opina la psicóloga Mariana Goldring.

En los centros de estética, lugares asociados a la mujer, sorprende la creciente presencia del sexo opuesto. “Hoy son cada vez más los hombres que se animan a hacer consultas. Lo más solicitado son los tratamientos no invasivos, de rápida ejecución y sin período de recuperación para realizar retoques faciales”, describe el Edgardo Chouela, profesor titular de Dermatología de la UBA y director del Centro Chouela.

Lo mismo se observa en el centro de estética de Sandra Dillon, donde asisten hombres de entre 24 y 60 años. “Antes venían acompañados por las esposas o novias, ahora vienen solos. El hombre ahora compite con la mujer. Ellas trabajan a la par de ellos y el hombre se cuida a la par de la mujer. A veces ella trabaja y él está en el centro de estética”, cuenta Dillon.

Mónica Tarducci es docente e investigadora de la UBA y la UNSAM. Para ella, la incursión masculina en esta área tiene dos razones. “Muchos prejuicios se derrumbaron y al menos el sector social que consume esos productos es más permeables al cambio. Por otro lado, no debemos olvidar que se trata de una industria competitiva y agresiva en los modos en los que se instala en el mercado. Nos abruman cotidianamente con nuevos productos y los hombres son un campo fértil para la expansión de estos tratamientos”.