SOCIEDAD

Impulsan un proyecto para legalizar los acuerdos prenupciales en Argentina

Se trata de una iniciativa parlamentaria del GEN para "flexibilizar" el matrimonio civil. Los famosos y los contratos prematrimoniales más comentados. Galería de fotos

1006casamientog
| CEDOC

Los acuerdos prematrimoniales que establecen qué bienes ingresan al matrimonio y cómo se dividirán los mismos en caso de separación, no están previstos en nuestra legislación. Pero esta cuestión ha sido abordada por un proyecto de ley presentado por el diputado Gerardo Milman (GEN) que pretende reformar el Código Civil para incluir esta figura.

La iniciativa presentada por el legislador dispone taxativamente que “el oficial público encargado del Registro del Estado Civil y Capacidad de las personas debe informar en cada caso a los futuros contrayentes antes de la celebración del matrimonio que tienen la opción de elegir el régimen patrimonial que adoptarán y que, en caso de no hacerlo expresamente, el régimen será el de la comunidad de ganancias bajo administración conjunta".

En todos los casos, en el acta de celebración del matrimonio se consignará "si existen o no convenciones matrimoniales”. 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El proyecto establece que antes de la celebración del matrimonio, los futuros cónyuges pueden hacer convenciones que tengan únicamente los objetos siguientes: La designación y apreciación de los bienes que cada uno lleva al matrimonio; la enunciación de las deudas; las donaciones que se hagan entre ellos; la opción que hagan por alguno de los regímenes matrimoniales previstos en el Código Civil.

Asimismo, se establece que “celebrado el matrimonio, el régimen matrimonial puede cambiarse (luego de dos años de aplicación de un régimen) por convención de los cónyuges y por sentencia judicial en los casos de separación de bienes".

Con respecto a las deudas de los cónyuges, la iniciativa establece que cada uno de los miembros de la pareja responde frente a sus acreedores con todos sus bienes propios y gananciales adquiridos.

En los fundamentos de la iniciativa Milman sostiene que “la rigidez de nuestra legislación en materia de matrimonio civil debe flexibilizarse. Al avance que significó el denominado matrimonio igualitario, debería sumarse la posibilidad de establecer acuerdos prenupciales que permitan a los futuros cónyuges despejar todo tipo de interrogante futuro sobre cuestiones patrimoniales”.

Entre los más famosos acuerdos prenupciales podemos mencionar el que rige para los miembros de la monarquía. La princesa Máxima Zorreguieta, sin ir más lejos, aceptó algunas insólitas cláusulas de contrato prenupcial antes de su boda con Willem Alexander de Holanda. 

El documento, hoy guardado bajo siete llaves, establece que nada –ni sus bienes ni sus hijos– le pertenecen. De separarse del príncipe, su descendencia deberá permanecer en el seno del Palacio. De hecho Catarina Amalia, la mayor, un día será reina. En cuanto a sus bienes, el documento estipula una remuneración por su cargo en el Palacio de unos 890.000 euros anuales.

Catherine Zeta Jones, en cambio, supo negociar. Por cada año que el matrimonio dure, la actriz de El amor cuesta caro recibe 2,8 millones de dólares y si Michael Douglas la engañara, ganaría mucho más. 

Nicole Kidman tampoco se queda atrás. Como su marido, Keith Urban, tuvo problemas con las drogas, en su contrato dice que si se le descubre usando de nuevo drogas no recibirá un sólo centavo de Nicole.

Pero la más astuta para negociar sin duda fue Katie Holmes. Por cada año que siga con Tom Cruise, ella recibe 3 millones de dólares. Si superan más de once años casados, esa cláusula se anula y Katie recibe la mitad de la fortuna de la superestrella. 

A nivel local, se rumorea que la separación de Zaira Nara y Diego Forlán, a pocos días de la boda, se debió, según algunas versiones, a que el contrato prenupcial no favorecía a la "botinera". Es que, en caso de un divorcio, el contrato establecía que todo lo que hasta ahora era de Forlán, iba a ser de él, y que sólo lo que generara a partir del casamiento también iba a ser de ella”.