Un sanatorio porteño deberá pagarle a uno de sus empleados de limpieza una indemnización de cinco mil pesos, porque tras pincharse con una aguja mientras desempeñaba sus tareas, creyó que se había contagiado Sida y por ello intentó suicidarse.
El fallo de la Sala "D" de la Cámara Civil, al que tuvo acceso la agencia oficial Télam, se basó sobre el "riesgo de vida y de suicidio" que corrió el trabajador, "afectado de un síndrome depresivo, asociado a un trastorno de ansiedad y síntomas obsesivos y que, con el transcurso del tiempo padeció un síndrome depresivo mayor".
Los camaristas Miguel Angel Vilar y Ana María Brilla de Serrat consideraron que los hechos ocurridos el 22 de marzo de 1999 supusieron para la víctima un evidente daño moral, que implica una "lesión a intereses del espíritu, cuyo trasunto sean unas alteraciones desfavorables en las capacidades del individuo de sentir, de querer y de entender".
Convencido de que se había contagiado Sida, su temperamento se vio alterado y comenzó a manifestar "conductas tales como agresión pasiva, aislamiento, conductas impulsivas, desplazamientos y represión, entre otras", señalaron los jueces.
El sanatorio había sido condenado por el juez de primera instancia a resarcir al empleado con tres mil pesos, pero los camaristas evaluaron que esa cifra era insuficiente para reparar el daño causado y la llevó hasta cinco mil.