La marea blanquiceleste se muestra más bravía que nunca, las olas llegan en avión, autos y micros, como una caravana de la peregrinación de la esperanza que sobrevive desde hace 24 años en todos los seguidores de la Selección.
La gran final no podía generar menos y nada detiene la pasión. Los medios brasileños remarcan la invasión de hinchas y estiman que serán unos 100 mil los argentinos que llegarán a Río de Janeiro. Según relata el diario Folha de San Paulo, para recibir a tanta gente prefectura debió abrir la plaza de Apoteose, en el Sambódromo, para alojar a los motorhomes. El vecino Terreirao do Samba ya funciona hace tres semanas con ese propósito y está repleto. En los dos playones, cientos de hinchas de la celeste y blanca armaron carpas al lado de sus vehículos. Así surgió el campamento del aguante a la Selección.
Claudio Magnavita, secretario de Turismo de Río de Janeiro, explicó en declaraciones radiales que “hay una invasión argentina en Brasil” y que “la ocupación hotelera está completa”. Con Brasil fuera de la final y el himno argentino con ritmo de Credence en boca de todos, la rivalidad con los vecinos está en alza. “Me preocupa la rivalidad. Con la popularización de internet, los argentinos comenzaron a ser conscientes de cómo el brasilero se retorció en su contra. Están empezando a luchar más”, explica, en un artículo del diario Folha, Ronaldo George Helal, sociólogo y profesor de comunicación de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. Y señala: “Debemos pensar sobre nuestros actos ya que el 95% de los anuncios de televisión que se realizaron por la Copa del Mundo en Brasil la víctima siempre era el argentino, eso no pasa a la inversa”.
Para evitar posibles disturbios y garantizar que la final sea una fiesta, se diseñó un operativo mayor en cuanto a la seguridad. Río duplicó la cantidad de agentes, serán casi 12 mil los que vigilarán mañana, en la gran final, el estadio y sus alrededores. “Tenemos policía turística y el que cuida el seguimiento de turismo, está todo muy tranquilo, es una fiesta completa, no tendremos la Copa del Mundo, pero vamos a tener la copa del mundo por la hospitalidad”, sostuvo Magnavita.
Esta marea de argentinos se movilizó de todas maneras (ver aparte). Los que eligieron volar agotaron los pasajes. Desde Despegar.com explican que, al día siguiente al triunfo frente a Holanda, las búsquedas desde Buenos Aires con destino a Río de Janeiro fueron 12 veces mayores que las de un promedio de un miércoles normal. El mayor pico de búsquedas se dio a pocos minutos de terminar el partido Argentina - Holanda.
“Es un Mundial que está al lado de mi casa, no podía dejar de venir, con pasión, ganas, amigos, gente que no nos conocemos, pero todos tenemos el mismo sentimiento”, resume uno de los fanáticos que acampan en un predio minado por argentinos.
A partir del furor por querer ver a la selección argentina contra Alemania, Aerolíneas Argentinas incrementó en más de veinte los vuelos que partirán a Río de Janeiro entre ayer y el domingo, desde los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque, ambos de Buenos Aires. Incluso hoy saldrán dos vuelos agregados y, en la madrugada de mañana, otros dos más. Pese a que el precio de cada pasaje se triplicó hasta llegar a los 35 mil pesos, con impuestos incluidos, la demanda fue tal que se agotaron los vuelos.
La mayoría de los viajeros no tiene la entrada para el encuentro decisivo, pero piensan arriesgarse. Suponen que, como muchos brasileños revenderán sus pases, podrán conseguirlas en las afueras del estadio. Por cada ticket piden desde 50 mil hasta 150 mil pesos según la categoría. Pero el riesgo es muy grande, ya que se conocen cada vez más casos de estafas y denuncias de entradas truchas
Di María contrató un charter para los amigos
Si ya lo llamaban “el ángel”, y no sólo por llamarse así, con este gesto se consagró: Angel Di María contrató un vuelo chárter para que diez amigos de su infancia viajen a Río de Janeiro para la final. Según cuenta el diario La Capital, los amigos del jugador no podían conseguir pasajes ni entradas y Di María se los regaló.
“Estábamos como locos porque no podíamos viajar ni conseguir la entrada. Por suerte, Angelito se acordó de nosotros y nos invitó. Quien lo conoce sabe que él es así, sencillo y que nunca olvida su origen ni a sus amigos”, contó Angel, uno de los invitados.
Messi también les dio entradas a sus amigos para que lo vieran desde la tribuna cuando jugó con Suiza.