Una mujer puede ir a juicio oral por haber cultivado plantas de marihuana que guardaba en el placard de su casa, bajo un complejo sistema de luces para garantizar su crecimiento.
Si bien la fiscalía reclamó su detención acusándola de intentar vender la droga que cultivaba, la Cámara Federal porteña entendió que la mujer era adicta y por ello sólo la procesó por tenencia de estupefacientes, según el fallo que se conoció hoy en los tribunales.
La causa llegará así a juicio oral, pero podría suspenderse si una pericia psiquiátrica ordenada por la Cámara Federal determina que la presunta adicción de la mujer la vuelve inimputable.
Lo curioso del caso es cómo los investigadores llegaron a encontrar la droga, ya que fue a través de la denuncia de un vecino que acusaba a la joven de robar electricidad.
Cuando los agentes llegaron para hacer un allanamiento y siguieron los cables, se encontraron el placard del departamento cargado de macetas que tenían diferentes títulos.
Algunas macetas tenían nombres propios y otras habían sido bautizadas como "fuego", "chupala", "miel" y "cuyana", según se desprende del fallo conocido hoy.
Había además trozos compactos de marihuana, colillas de cigarrillos de armado casero, paquetes con papelitos para su confección, un picador y dos pipas artesanales, con restos de estupefaciente, sostuvo el fallo.
La mujer fue detenida en ese momento y luego dejada en libertad, pero luego el fiscal Guillermo Marijuan reclamó en primera y segunda instancia que la imputada quedara procesada con prisión preventiva porque la droga -dijo- tenía destino de venta.
Incluso, un vecino y el portero del edificio declararon que a la mujer solían visitarla jóvenes que podían ser considerados clientes, pero la Cámara Federal sostuvo que no había habido ninguna investigación que probara esa sospecha.
Por lo pronto, el Cuerpo Médico Forense confirmó que la joven era consumidora de estupefacientes.
Además, en la causa se anexó una presentación que había hecho el padre de la imputada pidiendo a la justicia civil que le hiciera un "examen compulsivo" a su hija para poder internarla.
Los jueces Horacio Cattani y Martín Irurzún, de la Sala II de la Cámara Federal, entendieron entonces que había que procesar a la mujer con vistas a que enfrente un juicio oral.
Pero esa situación fue condicionada por la orden que, además, le impartieron a la jueza María Servini de Cubría, instructora del caso, para que le haga pericias a la mujer para saber si es inimputable.
Fuente: DyN