SOCIEDAD
informe preliminar a siete meses del hecho

Iron Mountain: pericias indican que hubo cuatro focos de fuego

Según uno de los abogados querellantes, se podría determinar que el incendio habría sido intencional. Fotos

El llanto de compañeros y compañeras de los bomberos y rescatistas voluntarios que murieron.
| DyN

A casi siete meses del incendio en el depósito de Iron Mountain de Barracas, en el que ocho bomberos y dos rescatistas de Defensa Civil perdieron la vida, todavía no hay certezas sobre qué fue lo que pasó, pese a las sospechas de intencionalidad que existen. Mientras se continúa con la investigación –a cargo de la fiscal Marcela Sánchez–, y con las pericias a cargo del cuerpo de Bomberos de la Policía Federal en marcha, empiezan a conocerse los primeros resultados.

“Uno de los informes parciales concluyó que dentro del lugar se identificaron cuatro focos de fuego muy importantes, es decir que en ciertos sectores los focos ígneos habrían cobrado mayor intensidad”, explica el abogado querellante Miguel Arce Aggeo, que representa a la familia del rescatista Pedro Barícola. Y si bien aclara que “la pericia no dice directamente que alguien comenzó el fuego en esos focos”, explica que “lo que uno puede interpretar es que si existen focos de esas características, es porque el fuego empezó simultáneamente en esos lugares, es decir que podría haber sido provocado”.

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En diálogo con PERFIL, el letrado da cuenta de los elementos en que se basan para hablar de intencionalidad, que se desprenden tanto de testimonios de testigos como de los resultados parciales de las pericias. “Un primer elemento son las alarmas de prevención del fuego, los detectores de calor y humo, que no funcionaron. Y otro es la presión de agua, que tampoco funcionaba bien y tuvo como consecuencia que la intensidad del fuego fuese mayor y que el tiempo de contención de éste se extendiera”, agrega.

La intensidad del fuego provocó también el colapso de una de las paredes del depósito, cuyo derrumbe se convirtió en la trampa mortal para los bomberos y rescatistas que trabajaban en el lugar. “La construcción de Iron Mountain estaba en un estado de deterioro significativo, y no podía ser habilitada como depósito porque las paredes eran muy antiguas y albergaban una estructura de metal: en caso de incendio, el calor hace que ceda y se vuelque hacia dentro, provocando el colapso de la pared”, sostiene el abogado. Ya en 2008 el lugar había sido clausurado por el inspector porteño Edgardo Castro, por no cumplir con “las condiciones de prevención ni extinción de incendios”, según explicó él mismo al sitio Infojus.

En ese contexto, otro de los puntos que las pericias deberán determinar es qué sustancia provocó el fuego. Para la querella tiene que haber sido algún combustible fuerte, como la nafta, por la rapidez con que se inició y se propagó. “Si unís todos los elementos, tenés indicios graves que demuestran que el incendio fue doloso, provocado”, insiste Arce Aggeo. Y agrega que, si esto llegara a comprobarse, la calificación legal que le correspondería es “estrago por incendio doloso” seguido de diez muertes, que puede contemplar penas de hasta 15 años.

La empresa Iron Mountain tiene antecedentes de incendios en sus depósitos en ciudades como Londres, Milán y Nueva Jersey. En ninguno de ellos hubo víctimas fatales. En Argentina, entre las empresas que guardaban sus archivos en el depósito de Barracas habría bancos y constructoras en su mayoría; algunos de los nombres que trascendieron fueron HSBC, IRSA, Alto Palermo, Telefónica, Molinos Río de la Plata y La Caja, entre otras.

Además, según Arce Aggeo, Iron Mountain tenía un contrato con el Gobierno de la Ciudad para digitalizar toda su documentación, por lo que “si la empresa era concesionaria nos encontramos en un problema al dirimir la responsabilidad por el rol de control”, dice el abogado. En ese sentido, agrega que apuntan a “los organismos de control designados a esa área y lugar en ese momento, y a la responsabilidad lógica del departamento de contención de riesgos de la empresa”.

“No fue accidental”. Rolando Monticelli es padre de Juan Matías, una de las diez víctimas fatales de la tragedia de Barracas. Juan tenía 27 años y era bombero. Con dolor evidente en cada una de sus palabras, Rolando sostiene que el incendio no fue accidental.

“No fue una muerte por rescatar a alguien de un incendio normal. Esto fue intencional, y lo veo como homicidio. Esta empresa hizo lo mismo en siete países distintos, lo que pasa es que en otros lados nunca tuvieron muertes”, dijo Monticelli, quien tuvo acceso a datos que le brindaron distintos peritos y bomberos involucrados en la investigación. “Todo lo que se encontró en el lugar marca que no fue accidental. Encontraron cuatro focos de incendio distintos. Días antes habían despedido al bombero que obligatoriamente debían tener. Las cámaras de seguridad no funcionaron, y testigos pueden dar fe de que en la madrugada anterior al día de la tragedia ingresaron varias personas que no eran empleados. Además, los aspersores no funcionaron”, detalló. A su vez, Monticelli presume que el fin de la catástrofe era “eliminar documentación que comprometía a empresarios y políticos, porque sabían que ese 5 de febrero los allanarían”.