Joaquín Menéndez, el joven argentino que desapareció hace más de nueve meses en el límite del norte de Brasil con la Guayana francesa, está vivo. La noticia fue confirmada a Perfil.com por su familia, tras recibir un llamado del joven que trajo tranquilidad y esperanzas.
Hacía mucho tiempo que la familia no tenía noticias de Joaquín. La última comunicación, vía chat, había sido el 14 de agosto del año pasado cuando había avisado que se iba a ir a la selva a “llevar unas vacas” y que por un breve tiempo “no iban a recibir noticias”. Tiempo después, se pudo saber que el joven, en realidad, estaba en un garimpo, buscando oro.
“Todo se dio por intermedio de este sacerdote (Pedro) que es nuestro único contacto allá en Brasil. Mi papá creía que iba a hablar con el cura y éste le iba a contar de Joaquín, pero finalmente fue mi hermano mismo el que apareció del otro lado”, relató Fernanda.
Para poder hacer la comunicación, el padre Pedro llamó desde Oiapoqué por intermedio de una radio al garimpo Siquini, donde está el joven argentino, y luego hicieron la conexión telefónica para que Joaquín pudiera conversar con su padre.
Según contó Fernanda, su hermano “le dijo que estaba bien y que en un mes iba a bajar hasta Oiapoqué para poder volver a llamar”. Sin dudas, la noticia que había sido anticipada por Perfil.com le devolvió el alma al cuerpo a toda la familia Menéndez. Joaquín estaba vivo.
La comunicación no duró mucho y solo pudieron hablar algunas palabras. “Supimos que era él porque preguntó si había nacido el bebé de otro de nuestros hermanos. La emoción de mi viejo al escucharlo fue muy grande”, describió.
“Todos queremos que vuelva, pero la decisión es suya. Si nos avisa que se va a quedar allá en Brasil porque está bien, no pasa nada. Pero hasta ahora no sabíamos nada de él ni que iba a hacer”, dijo Fernanda.
Desde el blog que la familia creó para poder sumar herramientas en la búsqueda, Mariano, otro de los hermanos del joven, cuenta la buena nueva y agradece a "todos aquellos que apoyaron y ayudaron" para encontrarlo.
Para volver a tener noticias de Joaquín habrá que esperar. En un mes, volverá a comunicarse con la familia y podrá dar más detalles de la odisea que está viviendo inmerso en la selva Amazónica. Lo cierto es que los Menéndez tienen motivos para volver a sonreír.
(*) Redactor de Perfil.com.