Las pruebas que el fiscal Daniel Miralles asegura tener contra Marcelo Macarrón como para imputarlo por el homicidio de su esposa, Nora Dalmasso, están bajo siete llaves. A dos semanas de la acusación contra el viudo, que provocó un verdadero volantazo en la investigación penal, la causa sigue bajo el misterioso manto del secreto de sumario.
El lunes pasado a las 9.20 cuando un batallón de periodistas lo esperaba en la puerta de los tribunales de Río Cuarto, Macarrón bajó de un auto acompañado por sus dos abogados. Lo único que dijo fue “soy inocente”. Era la primera vez que llegaba en calidad de imputado. A lo largo de la causa declaró doce veces; diez más que su hijo Facundo, quien al igual que él también fue imputado por el homicidio pero sobreseído de culpa y cargo años después.
Según pudo saber PERFIL, el viudo se quejó de que “en lugar de buscar pruebas en contra de los asesinos se dedican a imputar a los Macarrón”. "Primero vinieron por Facundo. Lo sobreseyeron. Ahora me imputan a mí. Tengo a mi padre de 83 años, cuando me sobresean a mí, él será el próximo culpable por llevar el apellido Macarrón”, le espetó el viudo al nuevo fiscal.
Miralles achicó la data de muerte de Nora Dalmasso, asesinada el 25 de noviembre de 2006. La llevó a las 5 de la madrugada (para el otro fiscal era a las 7 de la mañana) porque de esta manera podría explicar cómo el viudo llegó al campo de golf a las 8.
Entre otras cosas, Macarrón dijo que el 21 de noviembre tuvo relaciones con su esposa. Dos días antes había cumplido años. Pero esa noche la pasó con amigos. Recién el 20 festejó con su familia. “La fiesta duró hasta la 1 de la madrugada”, recordó el viudo. Llevó a la empleada doméstica hasta su casa y regresó. Alrededor de las 3 o 4 de la madrugada (ya del 21 de noviembre) tuvo relaciones con su esposa y eyaculó sin preservativo, lo que para la defensa explica el hallazgo de ADN.
Viaje y golf. En una segunda parte de su declaración, el viudo habló de su viaje a Punta del Este. Dijo que el jueves 23 de noviembre de 2006 salió de Río Cuarto a las 7 de la mañana junto al abogado Daniel Lacase. El resto de los golfistas (eran 18 en total) ya había partido el día anterior. Marcelo y Lacase no lo hicieron porque ese miércoles tenían compromisos particulares. En la Ciudad de Buenos Aires tomaron el Buquebus hacia Montevideo.
Según el relato del viudo, llegaron a Punta del Este en el atardecer del 24 de noviembre. Se dirigieron (con Lacase) hacia un lugar para hospedarse, propiedad de uno de los golfistas. A las 8 de la mañana del día siguiente estaban todos en el club donde participaron del torneo de golf. Tras cuatro horas y media de juego, almorzaron en el club. Y siguieron jugando. A la noche, cenaron en la delegación de Río Cuarto. Luego, como no era temporada, fueron a Bar Miró, donde permanecieron hasta las 3 de la madrugada. “Un grupo se fue al casino”, recordó el viudo. Macarrón y Lacase fueron al departamento, se acostaron y se levantaron a las 6 de la mañana. Tomaron mate y fueron al club para el segundo día de competencia.
Ese día, cuenta que hizo el mejor score en todas las categorías. Incluso, en la profesional. Para su abogado Marcelo Brito eso “fue después de la data de muerte de Nora”. “Después de asesinar a alguien, Macarrón no estaría tan tranquilo como para jugar al golf y hacer una buena marca”.
Tras 4 o 5 horas de juego fue hasta el mar. Nora ya no le respondía. Recuerda que hizo varios llamados desde su celular. Pensó que el roamming funcionaba mal. El sábado a la noche, el grupo cenó paella en el club. Volvieron al departamento. Macarrón recuerda que se acostó más temprano que el día anterior. A la mañana siguiente supo que había ganado el torneo.
—¿Cómo se enteró de la muerte?
—Viajaba en el auto con Lacase (que manejaba). Cuando estábamos por cruzar uno de los puentes de Punta del Este, le suena el celular: era su mujer que le estaba contando la muerte de Nora. Lacase frenó, se bajó del auto y me dijo: “Nora está muerta”.
“Caí desplomado”, recordó. Según su versión, regresaron al departamento para volver a Córdoba. Dice que cruzó el paso fronterizo de Colón-Paisandú a las 0.23 y asegura que allí no le tomaron los datos. Llegó a Río Cuarto el lunes 27 de noviembre a las 7 de la mañana y se bañó en la casa de su padre. Fue directamente al velatorio.
Facundo habló de su mamá
Un día después de la indagatoria a la que fue sometido su padre, su hijo Facundo declaró como testigo ante el nuevo fiscal. Según pudo saber PERFIL, le dijo a Miralles que le llamó la atención que cuando llamó a su madre, el 22 de noviembre, para decirle “mamá, quizás vaya”, ella le respondió que no fuera. “Me dijo que salía con amigas y que quería estar sola y descansar”, recordó Facundo. El joven pensó que ése no era motivo para no poder estar allí. Finalmente, resolvió no ir y le avisó que no iría. “Mejor”, le dijo Nora. Esa actitud le hizo pensar que esperaba a alguien.“Nunca pensé que mi mamá podría ser infiel. La creía incapaz”, reveló. Después reconoció que supo que su mamá tenía una relación con Albarracín, que también participaba del torneo de golf. Facundo, entonces, reflexionó sobre los diferentes amigos de su madre y la relación entre ella y otro hombre. “Hoy tengo la certeza de que esa relación existía y que la persona que esperaba ese viernes era un amante”.