Fue una noche larga para Nicolás Palacios (32). El hijastro de Franco Macri, surfer, empresario gastronómico, bon vivant y emblema de Punta del Este, terminó detenido en un calabozo de la comisaría 12 de la costa esteña. La madrugada del martes 28 de diciembre, Palacios salió demasiado alegre de la fiesta de Lacoste: fueron las copas. En compañía de cuatro amigos, se subió al volante de su camioneta Ford F 350 color verde de una cabina y con patente argentina. Quienes lo vieron salir aseguran que estaba visiblemente borracho, y los policías que lo pararon minutos después sobre la Ruta 10 lo terminaron de confirmar con un control de alcoholemia. Los oficiales que lo detuvieron no podían entender cómo tenía reflejos para manejar: según los resultados de la espirometría, superaba varias veces los 0,3 miligramos de alcohol en cada litro de sangre que permiten las leyes uruguayas para conducir.
Preso. Para la Policía, no fue fácil parar a Palacios. El primer control de tránsito intentó detenerlo a la salida de José Ignacio, pero no hubo caso. El hijastro de Macri huyó –o “se dio a la fuga”, como explicaron en su jerga los voceros policiales a NOTICIAS– y en la desesperación se llevó puestos varios conitos naranjas. Según contaron testigos, uno de ellos quedó encastrado en la camioneta y Palacios lo llevó arrastrando hasta un segundo control donde finalmente lo detuvieron, cerca de la zona de La Barra, ya a las 5 de la mañana.
“La verdad es que venía picadito, pero no estaba muy en pedo”, se excusó ante NOTICIAS. Su probado estado etílico y su resistencia a detenerse en el primer control, lo llevaron directo a la comisaría y de ahí, al calabozo. “Estaba solo y me quedé dormido media hora. Salí como nuevo”, contó entre risas. “Pongan una balancita negativa, me la merezco”, aceptó, como un bon vivant.
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