El domingo, Elsa Vincová (53), la directora separada de su cargo tras la muerte de Agustín Marrera, el nene de 5 años asesinado a golpes por su padrastro, recibió un llamado inesperado. Desde el Vaticano, el papa Francisco le brindaba su apoyo a ella y a Alejandra Bellini, la docente también separada de su cargo, y le pedía que recen por él.
“Yo le dije que mi verdad es que no sabía qué pasaba en la casa de Agustín”, se defiende Vincová, y agrega que la medida preventiva del Ministerio de Educación porteño de separarlas de sus cargos “fue inédita y extrema, porque realmente no teníamos ni una leve sospecha de que había violencia familiar”.
En diálogo con PERFIL, la directora del Jardín Nº 2 de Flores cuenta cómo se enteró de la muerte del nene, y asegura que “Agustín nunca, en el espacio escolar, manifestó conductas reveladoras de que le pasara algo”.
“En un jardín de infantes uno cree en los padres, y construye un vínculo entre la casa y la escuela. Yo creí en esa mamá, como creyó Alejandra”, dice Vincová, y explica que ante cada golpe que presentó Agustín, su mamá (que se encuentra procesada junto a su pareja, Leandro Sarli) llevaba un certificado médico o justificativo escritos a mano que hablaban de episodios de juego con sus hermanos, caídas en plazas o peloteros. No conocían personalmente al padrastro, aunque éste contaba con autorización para retirar al chico del jardín.
“Cuando el nene se fue a Villa Gesell, la mamá avisó a la maestra que iban a ver al padre biológico, y cuando se ausentó en otra oportunidad trajo el certificado de que lo habían atendido en el Hospital Alvarez, porque el nene tuvo un broncoespasmo”, asegura. Y agrega que “no había nada en su conducta que manifestara algo, que pudiera haber una sospecha de algo que pasara en su casa. Era muy querido en el grupo”.
Medida. Desde la cartera educativa porteña, en cambio, tomaron la decisión de separar preventivamente a ambas docentes, por considerar que ante la reiteración de ausencias y situaciones de golpes que presentó Agustín la escuela tendría que haber dado un alerta.
“El gobierno porteño habló poco con nosotras, nos hizo firmar el 10 de julio la separación del cargo y la reubicación, y ése fue el único contacto con la dirección a cargo”, dice. Ahora, mientras esperan que las llamen a declarar por el sumario abierto, ella y Bellini se encuentran realizando tareas pasivas en otros distritos.
Su cargo no fue ocupado, y el de Bellini recién ahora fue cubierto por una suplente. “El primer mes desde que el nene fallece, la escuela estuvo de duelo, porque había que sostener a las docentes, al grupo en particular, y hablar con los papás; fue difícil, pero con el grupo de docentes estamos muy unidas y la supervisión nuestra ha colaborado mucho”, agrega.
Vincová recuerda que se enteró de la muerte de Agustín mientras viajaba al colegio junto a otras docentes. “Vimos la dirección, que era muy cercana a la zona de la escuela, y supimos que coincidía con la de un alumno nuestro”, dice. “Ahí yo llamo a la mamá, y cuando me atiende, la voz de la chica me lo dice todo”.