La Iglesia Católica aprovechó el momento de reflexión que implica la Semana Santa para hablar de las preocupaciones en la Argentina actual. Desde Córdoba, el arzobispo Carlos Ñáñez repudió el "flagelo de la inseguridad" mientras que los obispos de la diócesis de Jujuy manifestaron preocupación por "la violencia, la intolerancia, la inseguridad y el narcotráfico".
En primer lugar, el cordobés monseñor Ñáñez repudió los "intentos" de linchamientos en medio del "flagelo de la inseguridad" y exhortó a la ciudadanía a aprovechar la Semana Santa para "mirar a todos como hermanos". El religioso, en esa línea, pidió que "prevalezca la unidad sobre el conflicto" en el país, "surcado por tantos desencuentros y enfrentamientos antiguos y recientes".
"Confianza es una palabra profética que estamos invitados a pronunciar en nuestra patria, surcada por tantos desencuentros y enfrentamientos antiguos y recientes, por el flagelo de la inseguridad y de las adicciones que la hacen más grave", dijo Ñáñez.
Y completó: "Por el drama de los saqueos que experimentamos dolorosamente en nuestra ciudad en diciembre pasado y por los recientes intentos de justicia por mano propia con trágicas consecuencias". "La caridad de los argentinos es fuerte, pero está acechada por algunas debilidades, como la indiferencia, el individualismo y la dureza. Tenemos que mirar a todos como hermanos, sin recelos y sin envidias", sostuvo el arzobispo de Córdoba.
En segundo término, los obispos de la diócesis de Jujuy, César Daniel Fernández, y de la Prelatura de Humahuaca, Pedro Olmedo Rivero, manifestaron su "preocupación y dolor" por "numerosos signos de muerte" como la violencia, la intolerancia, la inseguridad y el narcotráfico.
También resaltaron que "últimamente el costo exagerado de la vida donde la poca plata no puede cubrir sus necesidades básicas". En su mensaje pascual denominado "Sepan que yo estoy con ustedes todos los días... hasta el fin del mundo", los prelados señalaron que "en estos momentos oscuros advertimos con preocupación y dolor numerosos signos de muerte".
"Guerras, violencia, intolerancia, el narcotráfico golpeando en nuestra zona, el alcoholismo, la inseguridad que lleva por el camino errado de hacer justicia por mano propia, la conflictividad social queriéndose imponer por la fuerza y la violencia, la ausencia de una paz sólida por la falta de equidad, justicia, comprensión, racismo y postergación en tantos reclamos de nuestros pueblos originarios y últimamente el costo exagerado de la vida donde la poca plata no puede cubrir sus necesidades básicas", enumeraron.
"(...) Ante esta situación tan oscura no podemos dejarnos 'robar la esperanza' y recordar algo que necesitamos urgentemente: El está con nosotros, y reconocer la presencia del Señor Resucitado en el corazón de la comunidad cristiana. Jesús no es un difunto a quien venerar y se da culto, sino alguien vivo que anima, vivifica, da fuerza y esperanza y su Espíritu sigue actuando en la Iglesia y en la historia", continuaron. Dijeron que "en medio de nosotros está el Resucitado con sus fuerza salvadora y renovadora. Si olvidamos esto se debilita nuestra esperanza, nuestra solidaridad y no podemos encontramos y descubrir a Cristo en los pobres necesitados y marginados".