“Si querés instalarte acá para vender, tenés que hablarlo con el jefe de la cuadra”, advierte José Lemos, que, mientras ofrece un juego de cuatro muñecas de princesas de Disney por $ 80, enseña cómo funciona la asignación de espacios para vender en la calle.
Parado en la codiciada esquina de Florida y Viamonte, que se ganó luego de años de permanencia, explica que el aparente caos de manteros, artesanos y vendedores ambulantes tiene sus reglas. No es fácil conseguir lugar: hay poco espacio y los más “pesados” acaparan hasta siete puestos. “Así es la ley de la calle”, resume.
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