SOCIEDAD
Debate tico

Las desventuras de los psiquiatras

La historia comienza con la crisis nerviosa de un adolescente de quince años. Acaba de confesarle a sus padres que es homosexual y sólo obtuvo de ellos un “desearía que estuvieras muerto”. Además, convive con el fantasma del abuso sexual materno. Su psiquiatra intenta calmarlo sin éxito. A los pocos minutos de iniciada la sesión el chico se suicida de un tiro en la cabeza. Este será el detonador que cambie la vida e inicie la primera temporada de la serie televisiva Huff. Mientras el psiquiatra rearma su vida y enfrenta un juicio, el tema de la mala praxis recorrerá cada capítulo.

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Tan auténtico es todo lo que se plantea en la serie que, por momentos, parece difuminarse la línea entre la realidad y la ficción. Y mucho más cuando se compara la serie con casos concretos en la Justicia argentina.

Un fallo paradigmático de la Cámara del Crimen procesó a un psiquiatra por el delito de lesiones culposas porque durante once años de tratamiento nunca medicó a un paciente que lo necesitaba. Los magistrados entendieron que no se trató de forma correcta a esta persona, que sufría un trastorno obsesivo de la personalidad y que el profesional estuvo demasiado tiempo usando “ herramientas psicoterapéuticas excluyendo el necesario tratamiento psicofarmacológico”. Aunque la terapia duró más de una década, no se veían resultados ni mejoría.

Sin lugar a dudas uno de los debates más mediáticos giró en torno de Rubén Lescano, el psiquiatra que atendió a Juan Castro. El suicidio del periodista reavivó el debate acerca de la responsabilidad de los profesionales de la salud respecto al suicidio de sus pacientes