Según Steven Spielberg, viene a la mente de todos los que piensan en ET, Jurasic Park o el Oscar que no pudo ser con Lincoln, pero también produjo en 1985 Volver al futuro, donde un por entonces vital Michael Fox utilizaba una máquina del tiempo para viajar más rápido que la velocidad de la luz e incursionar en el pasado.
Aquel famoso auto es el sueño de cualquier investigador en ciencias sociales, puesto que, en caso de tenerlo, encontraría la respuesta de todos los enigmas.
Por ejemplo, para analizar el impacto económico de las obras de infraestructura hídrica que los expertos de la Universidad de La Plata Pablo Romanazzi y Arturo Urbiztondo le recomendaron a la Municipalidad en 2007, luego de 4 años de estudios, uno podría viajar a ese entonces, gastar los 400 millones de pesos necesarios para implementar las obras y luego volver al futuro y ver qué pasa el 2 de abril de 2013, cuando llueven 392 milímetros en la Ciudad de las Diagonales.
A falta de semejante invento, los jueces que deban estimar las indemnizaciones a que tienen derecho los vecinos afectados por la negligencia estatal deberán efectuar un ejercicio intelectual que busque emular la máquina del tiempo.
Puesto que la palabra indemnizar viene del latín indemnis, que quiere decir: libre o exento de daño o perjuicio, resulta claro que la factura por los daños ocasionados debe buscar dejar a los individuos en igual situación en que hubieran quedado de haberse realizado las obras.
Traducido al castellano, es preciso compensar las pérdidas de los comercios (lucro cesante más mercaderías estropeadas por el agua) y la de los hogares (que incluyen deterioro en las construcciones, muebles, pintura, electrodomésticos, autos, etc.), pero también es necesario resarcir a las personas, tanto por el tiempo de trabajo que perdieron sacando el agua, reciclando sus casas y haciendo colas inútiles para obtener certificados innecesarios, como por las enfermedades contraídas por el contacto con agua contaminada y fría, las pérdidas de clases de los chicos, el extravío de las mascotas y el daño moral producido por el estrés al que se vieron sometidos quienes perdieron todo o vieron hundirse en la desesperación a vecinos y familiares.
Será necesario efectuar un relevamiento para poder medir con precisión cada uno de esos ítems, pero dado que, según el municipio hubo 135.037 personas afectadas y 55.716 hogares damnificados y que los daños en cada hogar están entre los 50 mil y los 124 mil pesos, a los que deben sumarse los 8 mil pesos de arreglo de cada uno de los cerca de 30 mil autos pasados por agua y los más de cinco días sin trabajo de los 313 mil trabajadores del Gran La Plata, junto con los $ 41.816 que según CAME y Fedecámaras (en promedio) perdieron los 2.846 negocios afectados directamente (y otros tantos indirectamente), arribamos a un costo total de entre 3.600 y 7.723 millones de pesos, a los que habrá que sumar otro monto similar por daño psicológico y moral.
Así las cosas, el daño total asciende a una cifra que fluctúa entre los 7.200 y los 15.447 millones de pesos, buena parte de los cuales se podrían haber evitado si se invertían los 400 millones que, según el intendente platense, demandaban las obras de ensanchamiento del arrollo El Gato y de adecuación de canales secundarios y desagües pluviales.
*Economista, profesor e investigador de la Universidad Nacional de La Plata.
Créditos del Provincia
El Banco Provincia anunció ayer que ya se entregaron 55 millones de pesos en créditos a damnificados por la inundación. Se trata de una línea de créditos para las personas afectadas por el temporal del 2 de abril, que consisten en préstamos personales de hasta 50 mil pesos, a 48 meses de plazo y con una tasa fija de 9,9% anual. Los únicos requisitos para solicitar un crédito es presentar DNI, una certificación de ingreso (recibo de sueldo o constancia de monotributo) y el certificado de la municipalidad estableciendo la condición de damnificado.
El anuncio fue realizado ayer por el presidente de la entidad, Gustavo Marangoni, en la sucursal de 6 y 48, que debió abrir sus puertas el sábado frente a las altas demandas de damnificados. Marangoni agregó que “la semana próxima continuaremos con este cronograma porque todavía hay muchas personas que se encuentran iniciando el trámite”. Y recordó que no hay un plazo de tiempo tope para solicitar el préstamo. Una vez que se presenta toda la documentación, el otorgamiento se concreta en un plazo de 48 a 72 horas.