“Hace poco un papá me esperó dos días para que lo ayude a decirle a su hijo que su mamá había muerto. Para mí fue muy difícil, pero entiendo que es parte del rol que cumplo”, cuenta la doctora Patricia Ovejas, coordinadora del Centro de orientación psicológica que funciona en la villa 1.11.14 del Bajo Flores y que depende de la Universidad Católica Argentina (UCA). Ovejas es especialista en psicología clínica y en psicología educacional. Junto a un equipo de jóvenes profesionales hace más de dos años formó el centro “María Madre del Pueblo” que atiende de forma gratuita a los chicos del barrio y a sus familias.
Desde Marzo de 2011 hasta hoy llevan atendidos 150 pacientes. Y según ellas mismas cuentan, con resultados muy positivos. En casi el 70 % de los casos los objetivos que se plantean al iniciar el tratamiento logran cumplirse.
“Trabajamos con situaciones muy complejas -relata la licenciada Belén de la Peña, integrante del equipo de Ovejas y residente del Hospital de Niños Pedro Elizalde- Tenía una paciente de doce años que había sufrido un abuso sexual, consumía drogas y eso la llevó a una situación muy complicada con un grupo de narcos del lugar. Por medio del tratamiento, hoy, con quince años está mucho mejor, quiere conseguir trabajo y se alejó del consumo. Su evolución es impresionante”.
En este sentido, el equipo resalta la importancia de la supervisión que constantemente hacen de los casos. Además, subrayan la ventaja de trabajar en red junto a los otros proyectos de la parroquia: el jardín de infantes, la guardería , el Hogar de Cristo, el comedor, la sede del Ministerio de Justicia que cuenta con asistentes sociales y abogados. “En esta red trabajamos en conjunto, nosotras derivamos pacientes para alguno de estos espacios y hablamos personalmente con las personas que trabajan en cada área”, asegura Ovejas.
La iniciativa del centro de orientación psicológico fue del padre Gustavo Carrara, párroco de la Villa 1.11.14 y, a su vez, vicario para las villas de emergencia porteñas. “Creí que iba a ser algo muy bueno para el barrio. Es un modo de empezar a igualar las oportunidades de quienes viven dentro de una villa y quienes no”, explica el sacerdote.
Carrara asegura que “todavía no hay experiencias de estas características en otras villas”. Sin embargo, a partir del buen resultado del centro “María Madre del Pueblo”, representantes de otros barrios de la provincia de Buenos Aires y también de Santiago del Estero se pusieron en contacto con Patricia Ovejas para interiorizarse en su trabajo con miras a extender esta metodología en esos lugares.
El grupo de profesionales trabaja combinando la logoterapia con psicoanálisis breve. Este enfoque permite apuntar a ciertos focos específicos de sufrimiento, estimulando la búsqueda de sentido de la vida. “Se trabaja desde el encuentro persona a persona privilegiando lo afectivo”, explica Patricia Ovejas.
La relación de las psicólogas con sus pacientes es más cercana que la que se da en una terapia tradicional: “Nos ocupamos de tener presencia en las situaciones vitales de nuestros pacientes para trabajar rápido. Estamos en contacto con los directivos de escuela y si creemos que será de ayuda vamos a los actos escolares, a eventos familiares o de la comunidad”, agrega la especialista.
Celeste tiene quince años y es paciente del centro. Vive junto a su mamá, su nuevo marido y sus seis hermanos en el de Bajo Flores. “Mi mama está enferma. Por eso mi hermana y yo teníamos que ocuparnos de todo”, cuenta. La psicóloga Agustina Larrea, trató a todos los integrantes de esta familia. En varias oportunidades hicieron encuentros familiares muy positivos.
Eliana, la hermana de Celeste, también va al centro: “Empecé hace casi dos años. Me ayudó un montón. Había situaciones en mi casa que ya no soportaba más. Había empezado a tomar porque ya no sabía qué hacer”, relata conmovida